XV

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- ¡Harry no está! - exclamó el rubio llorando al teléfono - ¡Es mi culpa! ¡Todo es mi culpa! - sollozó con desesperación.

.....

Los copos de nieve caían uno tras otro acariciados por el viento con suavidad. Era una noche especialmente fría, de esas que te hielan el rostro y la ropa, y te hacen sentir reconfortado al entrar a casa para sentir el calor envolver tu cuerpo con gentileza.

Todos se hallaban dentro de la casa de los Tomlinson, justo como cada víspera de Navidad. Sólo faltaba una persona, claro que no era de suma importancia y nadie notó cuando de pronto faltó. Sí, sólo Niall se encontraba en el jardín de la casa congelándose, el ambiente le había hecho sentir melancólico, los últimos días había estado recordando a Josh, ¡pero cuánta falta le hacía! Se consolaba solo sabiendo que ahora estaba con Dios, porque Josh había sido un buen chico y estaba seguro de que había ido al cielo; alzó el rostro hacia el firmamento y se preguntó si en realidad Josh le miraba desde lo alto ¡se sentía tan solo! Y sus padres, sus padres sólo hablaban del matrimonio, debían encontrar pronto una buena mujer para casarlo y parar todos los chismes que rondaban por el pueblo. Suspiró. Nunca se había sentido más inútil, miserable, triste e incomprendido. Le dolía tanto ser una decepción para sus padres, cada vez que le miraban lo hacían con la resignación de alguien que sabe que no puede reparar aquello que hizo mal; eso le lastimaba profundamente.

Y las personas le evitaban, cuchicheaban de él en su cara y fingían una sonrisa delante de sus padres, porque en realidad el dinero sí compra la amabilidad, aunque sea falsa. Y Niall estaba exhausto, llegó a su límite cuando Eleanor le arrebató el rosario diciendo "las personas como tú se van al infierno. No toques las cosas de Louis, vas a infectarlas con tu asquerosa presencia, los Tomlinson son demasiado amables para decirle a tu familia que les da asco que vengas a su casa. Mírate, ni siquiera un hombre querría estar contigo" y aunque el rubio fingió que no le había herido en absoluto, la realidad era que había terminado de magullar sus sentimientos. Quizás era cierto. Sí, no había nada de bueno en él. Nada. Tal vez era la muestra que Dios envió a la Tierra de lo que no está bien. Se lo habían repetido tanto, tantas veces que incluso ahora sentía asco al mirarse al espejo.

Y así brotó la primera lágrima que rodó tibia sobre su mejilla helada.

- ¡Al fin te encontré! - Exclamó una voz grave y alegre. Era Harry. Niall dio un brinco cuando le oyó y se limpió las lágrimas de inmediato.

-¿Te asusté? Lo siento — Se disculpó

-Mmm un poco - Contestó en voz bajita mirando al suelo.

-Como no te vi adentro pensé que ya te habías ido

- N-no yo... Sólo vine a mirar las... flores- Harry sonrió, no había sido un buen pretexto, era invierno, la nieve lo había cubierto todo.

- Ya veo - Dijo Harry - Louis me dijo que no acostumbran a hacer estas cosas, pero... - Le extendió una caja de regalo con un pequeño moño dorado adornándole. Niall alzó el rostro por primera vez en todo ese rato y le miró confundido.

- Sólo es... Un obsequio de Navidad

- ¿P-para mí? - Preguntó con el ceño ligeramente fruncido

-Para ti - Le regaló una sonrisa tan preciosa que su corazón se olvidó del dolor y latió de alegría.

-Ábrelo, quiero ver si te gusta- Niall le obedeció, quitó la tapa y sonrió enternecido al mirar un bello suéter azul como el cielo dentro de la caja, tenía una linda flor blanca bordada en el pecho. Estaba tan conmovido.

Rezando y fóllando 7u7 +[Larry Stylinson] +Donde viven las historias. Descúbrelo ahora