¿Qué hacemos con todo lo que sentimos? las tristezas y decepciones, nuestras frustraciones, el amor y el olvido, todo aquello que tenemos en el corazón pero que a veces no sabemos dónde depositar. Callemos la cabeza, dejemos que el corazón sea el q...
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Cuando escuché al alma, y presté atención a sus demandas, aprendí una forma de querer que antes desconocía.
Mi manera de querer conoció el interés mutuo, a valorar los momentos compartidos, conoció aquellos besos y caricias que disuelven el odio y derriten mi ser.
El destino me regaló un amor sin igual, uno tan inolvidable como la preciosa sonrisa que portaba cuando me encontró. Uno que me enamoró con su ternura y que adornó mi vida con una historia de romance incomparable.
Sus abrazos despertaron mis ganas de amar y construyeron un espléndido mundo donde solo existimos nosotros. El amor a mi manera no conoce tiempo ni olvidos.
Mi cariño dicta que si tomé su mano, nunca me permitirá sostener otra. Declara que si te quiere, te va a querer por siempre con locura.
Su lealtad pide a gritos que no abandone, que no puede morir en otros brazos ni otros labios que no sean los suyos.
Ahora sé que quiero dedicarme a cumplir el deseo del afecto que mi ser promete. Pon tu mano en mi pecho, ¿puedes sentir que se me acelera el corazón por ti? ¿puedes percibir que una parte de él te pertenece?
Este amor enciende mi vida, me quema y me aprieta. Me hace soñar con una vida a su lado, con dedicarle canciones, con escribirle cartas que hagan arder nuestro romance y me clama por darle toda mi fidelidad.
Hoy mi forma de querer anhela dedicarse solo a su nombre y compartir la felicidad, porque solo su compañía me ha seducido así en esta vida.
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