Capítulo 13

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cambios de escena estarán => (°°°°°°°°)

 cambios de narración de los personajes => (*-*-*-*-*-*)

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¿Qué hacía allí? ¿Por qué justo ahora? Ellos nunca salían en pleno día y mucho menos en lugares como Little river, donde el sol estaba presente en todas las épocas del año. Ellos no se exponían de ese modo sin un buen motivo.

El cuerpo tenso de Ed no sabía a qué dirección moverse, la presencia de la criatura alteró tanto a Kym que el poco control que demostró durante la pelea se esfumó por completo. Acercarse a ella sería un peligro para ambos, pero acercarse a esa criatura también lo era, un maldito chupasangres. Qué jodida suerte tenía para que apareciera uno de su clase justo el día de entrenamiento.

Kym volvió a rugir tras su espalda. El corazón de Ed palpitaba con fuerza. Esto era malo, muy malo. La última vez que Kym se convirtió en esa cosa solo logró hacerla entrar en razón demostrándole que no había peligro, que nadie quería hacerle daño, ¿pero ahora cómo? Leo se rehusaría a dejar su transformación, además que el maldito chupasangres no podía dejarla porque todo él era eso, su asqueroso olor le revolvía el estómago. Sin ser consciente gruñó en su pecho. No había otra cosa que odiara más que a los vampiros.

Se obligó a controlarse. Con Leo y el chupasangre, Kym ya tenía bastante para sentirse en peligro, él no iba a sumárseles. Además que había algo más importante de por medio, ¿quién era Amélie?

La silueta negra avanzó un solo paso, de no estarlo viendo fijamente Ed no lo habría percibido. Pero él no era el único que lo observaba con atención.

Sintió un agudo golpe en su espalda antes de caer al suelo. Entre dientes soltó una maldición por la embestida. Un escalofrío lo recorrió al recordar quién estaba detrás de él. Levantó la mirada justo en el momento en que un cuerpo gigantesco se abalanzaba sobre la silueta negra.

«¡Kym¡».

El chupasangre se hizo a un lado con facilidad. Ed no se inmutó. Su especie era la más rápida que conocía. Pensó que Kym daría la vuelta para volver al ataque, más se sorprendió al ver la enorme cola con púas impactar en un costado de su contrincante y dirigirlo justo donde estaba él. Se quedó paralizado. No tenía tiempo de huir. No tenía tiempo de transformarse.

Una sacudida lo alzó del suelo. Rodó varias veces sobre sí antes de detenerse. A la distancia escuchó un gemido contenido seguido del crujir de la tierra.

Ed se levantó confuso. Antes que el vampiro diera con él algo lo apartó. Miró alrededor. El lugar donde antes había estado tenía la tierra removida en una línea recta que terminaba en dos cuerpos que luchaban entre sí en el suelo. Ed por un segundo estuvo a punto de ir hasta donde ellos al reconocerlos, pero se detuvo. Leo tendría que arreglárselas solo con el chupasangre. Buscó a Kym. Seguía de espaldas a todos ellos, sin moverse.

Avanzó con cuidado hasta donde ella. Sentía la piel erizada. Todos sus sentidos le advertían que se alejara o se convirtiera para enfrentar el peligro. Su lento andar se detuvo a la distancia de tres metros. El corazón le martilleaba el pecho. Los oídos le zumbaban.

—¿Kym?

No hubo respuesta.

Acortó las distancias temiendo que en cualquier momento Kym se diera la vuelta y lo matara. Él no podría defenderse, tampoco se creía capaz de hacerlo. La rodeó hasta situarse justo frente a ella. Contempló la expresión salvaje de su rostro. Su melena estaba erizada. Sus músculos faciales estaban contraídos en una mueca de furia, mantenía la mandíbula tensa, mostrando la gran mayoría de sus dientes. De sus grandes colmillos brotaban gotas de saliva que iban a parar a sus patas.

La QuimeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora