cambios de escena estarán => (°°°°°°°°)
cambios de narración de los personajes => (*-*-*-*-*-*)
----------------------------------------------------------------
Ed no podía dejar de mirarla. No importaba cuánto odio e ira destilaran esos ojos, no importaba que la chica caminara de un lado a otro sin atreverse a acercarse o mirarlo por más de diez segundos. La chica sin nombre no parecía reparar en la ropa que llevaba o en la herida curada, ni siquiera parecía desconcertarle el lugar dónde se encontraba, por lo único que preguntaba era por el doctor, siempre «el doctor» nunca «un doctor». Ed se habría cuestionado más por ello si los ojos de ella hubieran tenido el color carmesí que esperaba, hasta se conformaba con un ligero brillo, pero nada de nada. Eran unos comunes ojos cafés que lo único llamativo que poseían eran un odio injustificado hacia su persona.
—No lo repetiré de nuevo, ¿Dónde está el doctor? —la chica sin nombre le mantuvo la mirada con un rostro tan severo que haría retroceder a cualquiera, cualquiera menos a él. Ed se irguió cuan largo era. De altura la sobrepasaba por dos cabezas. Era una enana. La chica sin nombre cuadró los hombros al tiempo que alzaba el rostro para dirigirle una mirada retadora.
—Primero, aquí el que hace las preguntas soy yo; segundo, el único que tiene derecho de enojarse y odiar a alguien soy yo; y tercero, las exigencias que se hagan en esta casa sólo las puedo hacer yo, ¿Te quedó claro? —un atisbo de miedo brilló en sus ojos. Ed sonrió. Bien, ya era hora de poner algo de orden en su casa. La sonrisa se desvaneció cuando la furia retornó en esos ojos cafés. De sus labios emergió una frase tan débil que para una persona normal no hubiera sido posible escucharla, pero Ed pudo oírla claramente aunque no entender su significado.
No pienso volver.
La chica se le fue encima un segundo después. Ed intentó atraparla en el momento que la esquivaba, pero ella se impulsó con el pie izquierdo en dirección contraria. Salió corriendo de la habitación sin que él pudiera impedirlo. Sin pensárselo fue detrás de ella. Gracias a que la chica no conocía la casa erró el camino hacia la salida, encontrándose cara a cara con el final del pasillo, a tan solo un metro de distancia de la habitación por la que acababa de salir. Ed esperó dos segundos alguna reacción, conteniéndose de sujetarla del brazo y obligarla a darle la cara para enseñarle quién mandaba allí, pero la tensión de los músculos en el cuerpo de la chica sin nombre lo detuvo. Estaba asustada. Fue entonces cuando reparó en su torso desnudo, siempre que cortaba leña se quitaba la camisa. En ese instante recordó el cuerpo desnudo de ella saliendo del río. ¿Y si pensaba que él quería hacerle daño? Salió de sus pensamientos al verla enfrentarlo con ojos llenos de decisión y furia. Un brillo rojizo se reflejó en su mirada.
¡Corre!
Ed abrió mucho los ojos. Era ella. La amenaza todo el tiempo había sido ella. La chica sin nombre aprovechó su distracción. Se alejó unos cuantos pasos hasta pegar su espalda de la pared de madera antes de correr hacia él todo lo que podían sus piernas, las pisadas resonaron en los tablones. Ed se repuso tan rápido como pudo, se preparó para interceptarla, pero no previó el siguiente movimiento, sólo pudo ver la sonrisa victoriosa que formaron sus labios antes que lo saltara por encima. Un salto comparable con el de un atleta olímpico. La chica siguió corriendo, sin detenerse a mirarlo. Ed se quedó allí, estático. Una enana acababa de burlarlo dos veces en un mismo día. Lo admitía, eso lo molestaba. ¿Molestarle? No, eso era poco, hería su orgullo de hombre, ¿Qué se creía esa niña? Pero eso no fue lo que lo mantuvo en el lugar. Si de ella provenía el peligro ¿Qué sentido tenía detenerla? Se encontraba en forma y claramente en capacidad de defenderse, él ya no tenía que hacer más nada allí. Recordó la herida de bala. Ella estaría bien aún con la herida, con esas piernas podría huir de quien fuera que la estuviera cazando.
ESTÁS LEYENDO
La Quimera
FantasyEd es un leñador cuyo sueño ideal es vivir una vida tranquila y sencilla, alejado de toda tecnología posible y de las personas que pudieran perturbar sus simples pensamientos. Tras un pasado perturbador su corazón no anhelaba otra cosa que pasar e...