cambios de escena estarán => (°°°°°°°°)
cambios de narración de los personajes => (*-*-*-*-*-*)
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Explicar. Él quería que le explicara, ¿pero explicar exactamente qué?, ¿el cómo se la llevaron?, ¿el cómo le quitaron su identidad?, ¿el cómo la cambiaron?, ¿o quizás el cómo mató a sangre fría a docenas de criaturas antes de cumplir los diez años?
¿Qué debía explicar?, ¿qué debía decirle? Cualquier cosa que dijera lo pondría del lado del otro hombre lobo. Ambos esperarían la oportunidad perfecta para deshacerse de ella. Se sorprendió al sentir una punzada en el pecho. No recordaba haberse herido de gravedad allí, aunque lo cierto era que no recordaba mucho. Sus recuerdos se basaban en imágenes fragmentadas desde que olfateó a Ollivier...
Volvió al presente solo para encontrarse con la mirada profunda de Ed. Seguía esperando por ella. Kym se limitó a encogerse de hombros. Si Ollivier la había hallado significaba que los demás estaban cerca, su estadía allí acabaría pronto. Despegó los labios y se limitó a sumergirse en sus recuerdos.
—La última noche de mi cumpleaños me entregaron a ellos —No se sintió capaz de detallarlos en voz alta, no esa noche, no con tantos recuerdos que se aglomeraban—. No recuerdo qué día era, ni el mes, mucho menos el año. Cuando vives tanto tiempo en la oscuridad esas trivialidades ya no tienen sentido.
»Me arrastraron por un buen trayecto hasta que amaneció. Al ver el sol lo supe, más lo confirmé cuando miré hacia atrás. Nadie nos perseguía, nadie venía por mí. Me habían abandonado y no sabía por qué. ¿Qué había hecho mal?, ¿en qué había fallado? Esas preguntas me torturaron por muchos años hasta que fueron sustituidas por otros dolores.
Se sumió en un corto silencio, el suficiente para ordenar la sucesión de días y resumir los horrores que contenían.
—No sé a dónde fuimos, no tenía un gran conocimiento del mundo, pero me percaté que estábamos bajo tierra al ver las velas. Me dolía el cuerpo, los brazos sobre todo y las piernas, mas eso no evitó que me estremeciera ante la oscuridad que nos envolvía. Era una cueva, una muy profunda, y no sabía por qué me llevaban allí, ¿qué querían de mí?, ¿matarme? —Sin quererlo soltó una risilla fría —. Qué ingenua era en ese entonces.
»Tuvieron que cargar conmigo cuando las piernas me fallaron. Nunca fui muy fuerte ni resistente. Ollivier solía decirme...
«Enana debilucha», las palabras resonaron en su mente como si su hermano las hubiera pronunciado justo en su oído. Miró a uno y otro lado, pero solo se encontró con el rostro endurecido de Ed y su mandíbula tensa.
—Continúa —Se sorprendió del susurro de su voz. Por su lenguaje corporal esperaba gritos o rugidos.
«Control». Eso era, se controlaba por ella. Asintió como respuesta.
—Recuerdo que me dijeron que a partir de esa noche no era nadie, no era nada, únicamente estaba allí para seguir órdenes. Intenté negarme, resistirme de algún modo. Grité y luché. De nada sirvió. Era una niña contra dos hombres, no había manera que pudiera ganar. No me gritaron ni me golpearon, no pronunciaron más palabras desde que estaba con ellos y eso me daba más miedo. Para mí eran demonios, mi... mamá —La garganta le dolió al pronunciar esa palabra —, me había relatado historias de demonios que se llevaban bebés y mujeres, yo no estaba en ninguno de esos dos casos pero no podía imaginarlos de otro modo. Ellos no eran humanos.
»Me tomaron en brazos sin importar lo que hiciera y me arrojaron a un pozo. Grité, grité muchas veces, siempre odié la oscuridad y allí, en ese lugar, no era capaz ni de verme las manos. Era un pozo húmedo, oscuro y frío. Pudieron dejarme allí años, días u horas. Daba igual cuánto fuera el tiempo, fue el suficiente para que perdiera la voz, el suficiente para encogerme en mí misma por el frío e intentar buscar un poco de calor en mis ropas, el suficiente para dejar de sentir mis dedos, de las manos y pies. Fue el tiempo suficiente para desear morir.
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La Quimera
FantasyEd es un leñador cuyo sueño ideal es vivir una vida tranquila y sencilla, alejado de toda tecnología posible y de las personas que pudieran perturbar sus simples pensamientos. Tras un pasado perturbador su corazón no anhelaba otra cosa que pasar e...