Bueno, aclaraciones, se que no a todos les gusta sexualisar personajes, pero los puse y son mayores, (los menores) en todas dice advertencia y aclara los puntos de vista.
-No en todas hay mayor 18
Pero, es decir,,, hay besos y abrazos y lo puse com...
•Palabras: 3175. •Tema: Sadomaquismo. •Advertencia: +18. •Explicación: Luego de llegar a Mondstadt ayudas a Kaeya, un joven apuesto que habías conocido en una fiesta la noche anterior, quien con un carácter coqueto y amable decide ser tu amigo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
パーティー [Fiesta]
—No lo sé Lisa.
—Te vez bien cariño.
—¿Cariño?
A menudo sus apodos eran más amables y dulces, como las de las parejas, algo que te hacía sentir querida y te gustaba.
—¿Y mi hermana?
—No lo sé, debe hacer unos trámites y todo eso, luego llegará.
Solo sonreiste triste y con amargura, tu hermana mayor siempre tenía que trabajar y nunca tenía tiempo para ti al igual que su Madre.
—No creo que la Maestra Jean llegue, jovencita.
Hablo un joven detrás sin nada de respeto a las chicas delante de el. Nunca había sido alguien formal, giraste tu cara para ver su rostro y el el tuyo reconociendose de inmediato pero ignoraste esto.
—Debería ser más decente. Es obvio que mi hermana va a llegar.
El solo se acercó más a ustedes dejando el libro que tenía en sus bolsillos en las delicadas manos de la maga.
—¿Es su hermana? Mil disculpas, no esperaba que fuera de clase alta.
—¿A que se refiere?
Contestaste cortante y firme con los brazos cruzados mientras Lisa reía y los calmaba.
—Cariños basta.
Miraste a otro lado mientras la mujer platicaba con Keya y le describía la situación actual.
—Ya veo... probablemente debas llevarla a la catedral entonces.
—¿Qué?
Preguntaste asustada y exaltada.
—Lo lamento mucho princesa, pero creo que Jean está enferma, creo que la hermana Bárbara está con ella.
—¿Como que esta enferma?
—¿No sabe que es enferma?
Cuestiono con burla el muchacho alto con una sonrisa burlona que te fastidio.
—Bueno, vamos, te acompaño.
Se constó solo mientras te agarraba de la muñeca y te empujaba fuera de la oficina de Lisa para llevarte por la Nación donde vivían.
