41. Una gran diferencia de edad

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Después de terminar su entrenamiento Katherine se sorprendió al ver a Daniel esperando fuera de la sala, él la saludó y le dijo.

_ ¿Quieres dar un paseo o estás demasiado cansada para eso?

Desde que habían llegado a la aldea habían tenido tan poco tiempo para estar juntos que a pesar de su cansancio acepto la invitación de Daniel, queria pasar mas tiempo con él y sabía que si volvían a la habitación ella iba a terminar quedándose dormida.

_ ¿A dónde piensas llevarme?

_ Por ahí.

_ Guíame.

Daniel tomó la mano de Katherine y la llevó hasta los establos, ensilló su caballo y ambos dieron un paseo a caballo por el pequeño bosquecito que había en la aldea. Daniel detuvo el caballo frente a un pequeño lago que había en medio de  aquel bosquecito y dijo.

_ Ya hemos llegado.

Daniel desmonto y alzó la mano para ayudarla a bajar. Katherine miro todo a su alrededor, era un hermoso paisaje. Ella acarició al caballo en el cuello y el animal le rozó con el suave morro la mano.

_ Es  un hermoso caballo, ¿Es tuyo?

_ Si.

_ ¿Tiene nombre?

_ Sí, se llama niebla.

Aquel caballo tenía el pelaje grisáceo y ella dijo.

_ No soy adivina pero creo que ya se porque le diste ese nombre, ¿por el color de su pelo?

Daniel se rió y respondió.

_ Te equivocas, no fue por eso que le di ese nombre.

_ ¿Entonces por qué?

_ Por que nació en una mañana nublada.

_ Te lo has inventado ahora, ¿No?

_ Claro que no.

Katherine se alejó del caballo y caminó hacia la orilla del pequeño lago, Daniel la siguió y comenzó a decir.

_ Este es uno de mis lugares favoritos de la aldea, quería mostrártelo por eso te he traído hoy aquí.

_ Es muy bonito.

Daniel comenzó a desnudarse, Katherine le preguntó.

_ ¿Qué crees que haces?

_ Hace calor, quiero darme un chapuzón.

Daniel se acercó a ella acortando la distancia que los separaba, la rodeo con sus brazos y ella se rindió  a la calidez de su cuerpo, él acarició su mejillas y le preguntó.

_ ¿Puedo besarte?

Katherine se rio, le pareció gracioso que le pidiera permiso para besarla cuando ya la había besado en tantas ocasiones y respondió.

_ Sí, creo que me gustaría que me besaras.

Daniel no vaciló. La beso en la sonriente boca. Fue un beso suave y a la vez feroz, como si quisiera poseerla en un solo beso. Ella rodeo su cuello con sus brazos, quería que esa sensación quedará grabada en su mente y en su cuerpo pegándose más a su torso desnudo. Sus manos se posaron en sus hombros disfrutando de la firmeza de sus músculos. Daniel deslizó sus manos bajo su camisa subiendo por su espalda con suavidad y le susurro contra los labios.

_ Te bañaras conmigo.

Katherine reaccionó.

_ ¿Quieres que me quede desnuda en este lugar?

la princesa y la espadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora