Capítulo 45. No te conozco

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Daniel le cubría la espalda a Rita, mientras ella cortaba a los lobos como si fueran de mantequilla, al final ella terminó con casi todos los lobos.

Después de limpiar sus armas, Rita les dijo.

_ No creo que sea buena idea seguir en este lugar, hay que movernos.

Todos recogieron sus cosas, más adelante ellos se encontraron con unas extrañas criaturas con forma de leopardos, aunque su forma era grotesca y no tenían pelaje.

Tras acabar con ellos, Mattew dijo.

_ Nunca había visto un animal como este.

Rita respondió.

_ Yo tampoco, más que animales, parecen monstruos, démonos prisa, tengo un mal presentimiento de todo esto.

Durante el resto del camino, se enfrentaron a varios monstruos, cuando llegaron a la ciudad de Bratis ya era de noche, las ruidosas calles de la ciudad estaban en silencio, un silencio sepulcral, algo que ella nunca había visto. La ciudad de Bratis era ruidosa incluso por las noches, ya que era una ciudad portuaria. Rita corrió con todas sus fuerzas por las calles empedradas hasta llegar a la mansión.

No había nadie vigilando el portón y estaba abierto. Aquello hizo que Rita corriera aun mas rapido, algo no iba bien, Asiel nunca dejaría el portón sin vigilancia y aún menos dejaría las puertas abiertas.

Rita corrió a toda prisa hasta llegar, al entrar a la mansión, Rita escuchó ruidos y gritos en el salón, los gritos eran de su hija Marie y de Calum.

_ No, no, no, mi familia no.

Dijo una y otra vez hasta llegar al salón.

Un hombre alto y fornido estaba atacando a Asiel, aquel hombre iba vestido con varias capas de ropa suelta, de color marrón. Igual que los otros hombres que rodeaban a Asiel.

Rita iba a lanzarse contra ellos, pero en eso vio algo inesperado. Asiel esquivó el golpe que apuntaba a su cara; el brazo del hombre pasó volando por su lado y él lo agarró por la muñeca y el bíceps. Luego se lo bloqueó y dobló hasta que gruñó de dolor. Asiel le hizo girar en redondo y le estampo contra el segundo atacante con la fuerza suficiente como para que los dos hombres cayeran rodando al suelo.

Después dio un salto hacia atrás y aterrizó donde estaba Marie y Calum. El tercer hombre sacó dos dagas con forma de media luna de entre los pliegues de su túnica marrón. Cuando las balanceo contra él, Asiel tomó a los niños y de un salto llegó a la segunda planta, cuando dejó a los niños a salvo, bajo de un salto a la primera planta, a acabar con los asesinos.

Ningún humano podría haber hecho eso y aun menos su amado Asiel, quien no tenía ninguna habilidad para pelear. Pensó Rita mientras le veía, perpleja sin poder creer que el hombre que peleaba con fiereza y brutalidad fuera Asiel.

Asiel empezó a pelear de manera desenfrenada, la fuerza con la que golpeaba a sus enemigos era abrumadora, tanto que Rita no pudo moverse. Preguntándose quién era ese hombre y dónde estaba su esposo.

Daniel llegó a su lado y al verla de pie le preguntó.

_ ¿Rita qué estás haciendo?

Rita veía fijamente algo, Daniel siguió su mirada y al ver a Asiel pelear como un gran guerrero se quedó muy sorprendido.

_ Creí que habías dicho que Asiel no sabía pelear.

_ Y se supone que no puede, ese no es mi esposo.

El grito de Marie hizo reaccionar a Rita, había un hombre junto a ella que la había tomado como rehén, pero antes de que ella moviera un músculo, aquel hombre soltó a Marie y fue estrellado contra la pared, como si una fuerza invisible le hubiera empujado.

Cuando ya no quedó ningún asesino, Rita salió de entre las sombras y corrió a la segunda planta donde estaban Marie y Calum. Pasando de largo junto a Asiel.

Asiel se puso pálido al ver a Rita. Ella abrazó a los niños y los revisó con la mirada en busca de heridas, pero ambos parecían estar bien.

_ ¿Están bien?, ¿No están heridos?

Marie respondió.

_ Estamos bien mamá, papá nos protegió.

Rita dirigió su mirada a Asiel, quien subía las escaleras en ese momento y le dijo.

_ No te acerques a nosotros, ¿Quien eres?,Tu no puedes ser mi esposo.

Asiel se detuvo a mitad de las escaleras y le dijo.

_ Soy yo Rita.

_ Tu no eres el Asiel que conozco, el Asiel torpe que no puede sostener correctamente una espada, el que no es nada hábil peleando.

_ Lo siento Rita, se que...

_ Has acabado con todos esos asesinos tu solo, y los has hecho de una manera en la que no parecías humano.

Marie le dijo a su madre.

_ Mamá, ¿Por qué le dices eso a papá?, ¿Acaso no le reconoces?

Rita abrazo a su hija fuertemente y a Calum, como si intentara protegerlos de algo. Daniel salió de entre las sombras y dijo.

_ Rita, creo que no es momento para tener esta conversación, debemos irnos.

Rita le lanzó una mirada penetrante a Asiel, él le dijo.

_ Se que lo que has visto te ha sorprendido Rita, pero soy yo, Asiel, tu esposo.

Rita le dijo.

_ Pues no lo pareces.

_ Te lo explicaré todo cuando estemos a salvo, ahora deberíamos hacerle caso a Daniel, hay que irnos.

_ ¿Dónde están los sirvientes?

_ Subieron en un barco a la isla Harlon esta mañana, mi padre los recibirá en su mansión.

_ La ciudad parece desierta, ¿Que ha pasado?

_ Bratis fue atacado por monstruos.

_ ¿Y tú por qué no te fuiste?

_ Por que sabía que vendrías y que pensarias lo peor si no me encontrabas, pensábamos ir a la aldea Kiniry, pero los asesinos rodearon la mansión y nos impidieron irnos.

_ Rita, vámonos, después le preguntas por los detalles.

_ Vámonos niños.

Asiel quiso acercarse a Rita, pero ella seguía viéndole con desconfianza, todo su cuerpo parecía estar en tensión, como si él fuera a atacar en cualquier momento. Lo cual lo hizo sentir herido, porque él la amaba profundamente y jamás se atrevería a hacerle daño. Él le había ocultado que aunque Amateur había sido sellado nuevamente en una joya, él se había quedado con parte de sus poderes, le había ocultado su fuerza y poder, lo había hecho para protegerla, pero al final había terminado lastimándola.




la princesa y la espadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora