7 Daniel.

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Daniel estaba en su habitación y se dirigió directamente al baño donde la bañera ya había sido preparada, estuvo un rato disfrutando del agua caliente y después salió de la bañera, se puso una bata que había colgada en la pared, cuando salió del cuarto de baño alguien estaba tocando su puerta.

Al abrir la puerta se encontró con la señora que los había guiado a sus habitaciones y cargaba en sus brazos la ropa que le había pedido al posadero.

Al ver a Daniel la señora le dijo.

_ Señor, le he traído lo que le ha pedido a mi marido.

_ Muchas gracias.

_¿Necesita algo más?

_ No gracias, ya se puede retirar.

La señora le dio la ropa y luego se marchó, Daniel reviso lo que le había traído y se puso unos pantalones azules y una camisa blanca, le quedaban un poco grandes así que se imaginó que aquella ropa debía de haber sido del posadero y para Katherine le habían traído un vestido verde que supuso que debía de haber sido de su hija ya que en aquel pueblo no había ninguna tienda en la cual comprar ropa, después de terminar de vestirse fue a la habitación de Katherine para darle la ropa, las vendas y una pomada para sus heridas.

Daniel toco la puerta con sus nudillos y esperó a que le abrieran la puerta, Katherine le preguntó quién era antes de abrir la puerta, y al confirmarle que era él, ella abrió la puerta y salió con la bata puesta, se veía muy hermosa ahora que estaba limpia, ella llevaba su cabello castaño oscuro suelto, el cual le caía como una cascada por la espalda, ella todavía lo llevaba húmedo por el baño que se había dado.

Daniel le dijo que le traía ropa para que se cambiará y vendas para sus heridas, Katherine le dio las gracias y se quedó mirándole un un rato sin decir nada más y como parecía que no pensaba decirle a Daniel que pasara tuvo que decirle si no lo pensaba dejar entrar.

Ella se sonrojo y le dijo que podía pasar, como no había ninguna silla en la habitación Daniel se sentó en la cama y puso la ropa a un lado, Katherine se quedó de pie junto a la cama sin saber qué hacer así que Daniel le dijo que se quitara la bata, ella abrió los ojos como platos ante tales palabras y dijo muy sorprendida.

_ ¡¿Que?!

Ella se veía sumamente adorable y entre más la veía Daniel, más quería continuar admirando sus diferentes expresiones, quiso molestarla un poco, así que le dijo.

_ ¿Cómo se supone que te ponga las vendas si llevas la bata puesta?

Katherine se puso aún más roja de lo que estaba por lo que le Daniel le había dicho, se sentó en la cama y empezó a quitarse la bata dejando su espalda y sus pechos al descubierto, ella intentaba taparse con las manos para que Daniel no la viera, ella se veía sumamente adorable intentando taparse desesperadamente para que él no la viera, lo que ella no sabía era que sus acciones no hacían más que provocarlo, él le aplico la pomada en la espalda con cuidado de no lastimarla y cada vez que sus dedos rozaban la piel de Katherine ella temblaba ante cada toque de él, eso lo cautivo, parecía un pequeño conejo ante las garras de un depredador voraz.

Cuando Daniel terminó de ponerle las vendas, ella suspiro de alivio al ver que él ya había terminado y al verla tan pura e inocente Daniel quiso poseerla por completo y robarle su inocencia, pero las heridas de Katherine aún no habían sanado así que Daniel mantuvo sus deseos bajo control.

Pero al tenerla de esa manera frente a él, era algo que lo tentaba así que pensó en conformarse solo dándole un beso en el cuello, dejándole una dulce marca, como prueba de que algún día sería suya.

Cuando Katherine sintió los labios de Daniel sobre su piel inmediatamente se dio la vuelta y lo golpeó en la cara con todas sus fuerzas.

Ella dejó atonito a  Daniel, ya que él no había imaginado que ella actuaría de esa manera, así que se empezó a reír, lo cual hizo enfurecerla y lo sacó a empujones de la habitación.

Daniel seguía riéndose aún cuando Katherine le había tirado la puerta en la cara.

Daniel entró en su habitación y tardó un rato en dejar de reírse sin duda alguna Katherine no era un conejo, sino un gato que cuando se veía amenazada sacaba sus garra, entre más tiempo pasaba con ella a él más le gustaba, había algo en ella que lo atraía. Katherine era alguien que siempre lograba sorprenderlo y hacía que deseara saber más sobre ella. Después de un rato mientras seguía pensando que Katherine, se quedó dormido ya que estaba muy cansado y agradeció poder tener una buena noche de sueño tener varios días.

la princesa y la espadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora