6 Posada.

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Katherine y Daniel estuvieron cabalgando durante horas por distintos senderos en el bosque y estuvieron a punto de caer en un pantano que estaba cubierto de nieve, por suerte ellos el caballo pareció darse cuenta que no debía ir por ahí porque se detuvo bruscamente y Katherine terminó golpeándose la nariz en la espalda de Daniel, ella se quejo.

_ ¡Hay!, Eso me dolió.

_ Lo siento, no fue mi culpa, ha sido del caballo

_ ¿Por qué se ha detenido? por poco y me rompes la nariz

_ No sé, quizá hay algún pantano y por eso no ha querido avanzar

_ Creí que habías dicho que conocías por donde teníamos que ir

_ Cuando yo pase por aquí no había nieve todavía

Ellos se bajaron del caballo y Daniel tiró una roca grande enfrente de donde el caballo se había detenido y la roca empezó a hundirse.

_ Por lo visto ya no es seguro que vayamos por aquí, lo mejor será salir al camino.

_ ¿Creí que habías dicho que no era seguro?

_ Bueno este camino  ahora  es aún menos seguro, así que iremos por el otro, a mediodía de camino hay un pueblo, no es muy grande y está bastante retirado, así que no creo que haya guardias buscándonos ahí, si nos damos prisa llegaremos antes del anochecer, también podremos darnos un baño y tener por fin una comida decente.

A Katherine la sola idea de poder darse un baño le pareció una magnífica idea y dijo.

_ La verdad es que realmente agradecería tener un buen baño.

_ Pues no se hable más.

Cuándo llegaron al pueblo Daniel buscó un lugar en donde pudieran cuidar de su caballo y se lo entregó a un granjero para que cuidara de él, sacó unas cuantas monedas de su capa y se las dio al anciano, el cual las tomó y llevó al caballo a un establo para darle de comer y beber.

Luego siguieron el resto del camino a pie para encontrar una posada en la cual quedarse, el granjero les había dicho que solo había una en todo el pueblo la cual se encontraba al final de la calle que solo tenían que caminar un poco y la podrían encontrar.

Cuando llegaron a la posada, el lugar estaba casi vacío solo había unas cuantas personas bebiendo cerveza en la barra, ellos se sentaron en una de las mesas que había en el fondo de la posada e inmediatamente llegó una chica menuda, pelirroja, y con pecas en la cara a atenderlos.

_ ¿Necesitáis algo?, Preguntó.

Daniel contestó rápidamente diciendo.

_ Quisiéramos dos habitaciones y algo para comer.

La chica al escuchar que querían dos habitaciones dedujo que no eran pareja, así que empezó a coquetear con Daniel. En aquel pueblo no había ningún hombre de buen ver y pocas veces pasaban viajeros por ahí, así que si tenía la oportunidad de que alguien tan bello fuera suyo aunque fuera una noche ella no la iba a desaprovechar la oportunidad.

_ Claro, si necesitáis algo más no dudéis en pedirlo, estoy disponible para lo que necesiten.

La chica empezó a coquetear descaradamente con Daniel y a lanzarle miraditas, era obvio que le gustaba él y no intentaba disimularlo, la chica se dio la vuelta y se dirigió a la barra donde estaba el posadero.

_ ¿Siempre causas ese efecto en las mujeres?

Le preguntó Katherine.

Daniel al ver que ella estaba un poco molesta por los coqueteos de la mesera quiso molestarla un poco.

la princesa y la espadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora