28. Pensé que morirías

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Katherine estaba al lado de Daniel, sosteniendo su mano, cuando James entró en la habitación y le dijo.

_ Hay que darle otra dosis del antídoto.

Ella tomó el frasquito del antídoto y se lo puso en la boca y se lo dio a Daniel a través de un beso ya que él estaba tan débil que no podía beberlo por su cuenta.

_ Me alegro que estés aquí.

Le dijo.

_ Por que si no me habría tocado a mí darle el antídoto y aunque sea mi hijo el darle el medicamento boca a boca no me hace ninguna gracia.

Katherine se sintió un poco avergonzada por lo que acababa de hacer y sus mejillas se tiñeron de rojo.

_ No tienes que avergonzarte por hacer eso mientras él está inconsciente, no le diré nada cuando despierte, por cierto es tarde ¿Quieres ir a descansar un poco?

_ No, gracias, prefiero quedarme con Daniel, aunque quisiera no podría dormir sabiendo que él aún no ha despertado.

_ Está bien, entonces volveré después, iré hacer más antídoto por si necesitan más.

Cuando Katherine volvió a quedarse a solas con Daniel, ella se acostó a su lado y le dijo.

_ Recuperate pronto.

Ella se quedó toda la noche cuidando de él y cerró los ojos por un momento ya que sentía su vista cansada por no haber dormido.

Cuándo Daniel abrió sus ojos, miró a Katherine a su lado con su cabeza apoyada en la cama, cuando dijo su nombre, ella se despertó bruscamente y al verlo despierto se lanzó sobre él y le dijo.

_ Idiota, me asustaste, creí que te morías.

_ No soy alguien fácil de matar.

Katherine le pegó en el hombro y le dijo.

_ No vuelvas hacerme esto.

Daniel quiso darle un abrazo para calmarla, pero se dio cuenta de que tenía la manos atadas, le dijo.

_ ¿Podrías desatarme?

Ella le quitó las ataduras, inmediatamente él la abrazó y le dijo.

_ Te prometo que no volverá a pasar, no volverás a pasar por esto.

Katherine se sentía tan aliviada de que él hubiera despertado que no pudo seguir reteniendo sus lágrimas y comenzó a llorar como una niña.

_ Tenía mucho miedo de perderte a ti también, no sabes lo preocupada que estaba.

_ Tranquila ya todo está bien, yo estoy bien.

***

Cuando Rita se despertó lo primero que vio fue a la matriarca a su lado que le preguntó.

_ ¿Cómo te sientes?

_ Siento mi cuerpo pesado, pero por lo demás creo que estoy bien.

_ Me alegra ver que estás bien. Le dijo.

_ ¿Y Daniel?, ¿Cómo está?

_ No lo se, iré a ver si ya se ha despertado.

La matriarca fue a ver si Daniel ya había despertado, ella abrió la puerta y al ver a su hijo abrazando a Katherine mientras ella lloraba en sus brazos, decidió regresar después ya que parecía que él ya estaba bien y no quería interrumpir tan tierno momento.

Ella volvió junto a Rita y ella preguntó.

_ ¿Daniel está bien?

_ Si, mejor de lo que creía.

_ Me alegra mucho, creí que esta vez sí moriría, cuando volvimos estaba medio muerto.

La matriarca había pensado exactamente lo mismo, sin embargo no quiso admitirlo.

_ Rita, ¿Sabes que está pasando en ese bosque?

Rita negó con la cabeza y contestó.

_ La niebla que cubre el bosque de Yara, era como si nos robará nuestra fuerza y nuestra magia, si nos hubiéramos quedado un poco más ahí habríamos muerto o nos habrían matado.

_ No entiendo que puede estar pasando en ese lugar.

_ ¿Crees que algún mago oscuro esté detrás de esa niebla?

_ No lo sé, espero que ese no sea el caso.

_ Iré a llamar a mi esposo para que venga a revisarlos, ahora regresó.

_ Tranquila no pienso ir a ningún lado.

La matriarca encontró a su esposo en el pasillo y le dijo.

_ Los chicos se han despertado.

_ Qué bien, iré a ver que no tengan efectos adversos por el antídoto, no estaba muy seguro de que fuera el correcto cuando se los di.

_ Rita parecía bien.

_ ¿ Y Daniel?

_ Estaba abrazando a Katherine muy a gusto, así que creo que también se encuentra bien.

James se acercó a su esposa y acarició su mejilla, había sombras oscuras bajo sus ojos.

_ Pareces cansada, porque no vas a dormir un rato.

_ Tengo trabajo que hacer, así que no puedo.

James usó magia en ella para aliviar su cansancio y la besó.

_ Con esto te sentirás un poco mejor, pero aun así ve a descansar cuando puedas.

_ Gracias.

Ella le devolvió el beso y le dijo.

_ Muchas gracias, no se que haría sin ti.

_ Seguro estarías perdida, así que nunca me abandones.

Con una suave sonrisa, ella respondió.

_ Eso nunca.

la princesa y la espadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora