3. Bienvenida, bruja.

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Ir a la oficina de papá solía parecerme aburrido, su empresa quedaba cerca de nuestra casa, por lo que el viaje no era muy largo, normalmente asistíamos a ella para conocer lo que hacía, porque para él, saber de negocios era importante y conocer d...

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Ir a la oficina de papá solía parecerme aburrido, su empresa quedaba cerca de nuestra casa, por lo que el viaje no era muy largo, normalmente asistíamos a ella para conocer lo que hacía, porque para él, saber de negocios era importante y conocer de negocios era indispensable. No sabíamos si en un futuro, alguien diferente a Cloyce se haría cargo de esta majestuosa empresa. Mi sueño tal vez no era este, y aun así, tampoco me enojaría si yo me hacía cargo.

Mis hermanos miraban su celular leyendo uno que otro mensaje de texto.

—Hay una fiesta esta noche —comenta Kill.

— ¿Vamos a ir? —Los miro levantando una ceja.

Cloy gruñe bajo negando, ya iba a negarse, solía hacerlo cuando se sentía estresado y esta tan solo era la primer semana de regreso a clases para él.

—Deberías considerarlo, hombre —lo señalo—, luego te vas a terminar volviendo un hombre aburrido, de esos que solo se la pasan estudiando, para nada, porque no vas a hacerte cargo de la empresa de papá, todavía.

Rueda sus ojos de mala gana mirándonos, guarda su celular poniéndose derecho.

—Puede que tengas razón. —Lleva su vista hacia la ventana.

Killion me mira arrugando su nariz, mira de nuevo a Cloy y mueve su mano en señal de que continúe.

— ¿Es eso un sí?

—¡Sí! —Gira a vernos— No me volveré como papá, todavía no.

Mi hermano mediano comienza a reír divertido, dice algunas cosas en contra de su comentario, en como papá se enojaría si lo escuchara, pero mi hermano mayor parece ignorar esto, gruñendo en voz baja en señal de desinterés.

El auto parquea frente el gran edificio y el chofer baja del auto para abrirnos la puerta, el primero en bajar es Kill, le agradece al hombre mientras se acomoda su chaqueta de cuero. Mamá solía pelear con el por esa chaqueta, detestaba verlo con ella todo el tiempo, le había mandado a diseñar unas diez chaquetas del mismo estilo, sin embargo, el parecía usar la misma todo el tiempo, como si esa fuera única. Tal vez para él lo era y yo no lo juzgaba en nada.

Cloy es el segundo en bajar, le agradece de igual forma a el chofer. Le indica a qué hora debe venir por nosotros y este asiente sin dudarlo. De los tres, por ser el mayor, solía ser el que daba las órdenes, el que indicaba las actividades que llevaríamos día a día. Mamá siempre se sintió orgullosa de él por esto, decía que era como papá, un hombre que iba a hacer lo correcto por el bien de su familia, por algo era considerado el futuro empresarial Gallace.

Por último salgo yo, a diferencia de mis hermano, choco mi puño con el del chofer, lo conocía desde que tenía diez años, mas de una vez me vio salir de casa a escondidas y lo ocultó muy bien de mis padres, jamás me delato, sabía que podía confiar en él, Roberth.

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