El tiempo estaba pasando como un viento, meses sin problemas, noches en vela, días de juegos y tardes de trabajo. Algunas noches sentía estrés, cansancio, incluso llegue a cuestionar si estudiar era una buena idea, pero el ver a mi hija que crecía, que comenzaba a entender y que cada día se necesitaban más cosas, me indicaba que estudiar era indispensable para poder darle lo que ella debía tener.
Después de la desagradable fiesta a la que asistimos hace unos meses, comencé a tomar clases en las tardes, todo para evitar encontrarme con los Madden; había escuchado que mi hermano le había dado trabajo en una de las empresas de mi padre a el mayor de ellos, el que tenía una niña de unos dos años. Al parecer el ex comisario habría decidido alejarse de la vida de sus hijos para siempre, dejándoles el camino libre para poder regresar y hacer lo que mejor les pareciera en nuestro pueblo. Alissa y yo estábamos de acuerdo con que Emily estaría muy lejos de los Madden, independientemente de quienes fueran; ante mis ojos, todos estaban cortados por la misma tijera. Pero si mi manera de criar a Emily era la correcta, ella despreciaría a esa familia, tanto como yo.
Pero a pesar de las malas presencias, en mi vida todo iba de las mil maravillas. Alissa cada vez mejoraba en sus estudios, había sido convocada hace unos meses para un semillero de su universidad, se hizo cargo de una gran charla acerca de los riesgos psicosociales, o creo que así lo nombro ella. Emily y yo estuvimos en primera fila viendo a Ali, a pesar de no entender nada de lo que nombraba, nuestra hija siempre sonreía al ver a su madre o se movía tanto que lograba llamar la atención de todos a su alrededor. Mi Emily ya había cumplido los 6 meses de vida, y aunque en etapas normales ella ya tendría que tener ciertos aspectos desarrollados, en ella ese proceso iría un poquito más lento, aunque balbuceaba mucho, sobre todo cuando yo le hablaba o le cantaba. Mi pequeña siempre estaba muy atenta a todo, Alissa se burlaba de mi porque le intentaba enseñar a decir papá, aunque sé que para eso falta un poco más, pero estaba decidido a ser su primera palabra.
Los negocios iban viento en popa, cada inversión realizada daba frutos, ya estaba a punto de comprar uno de los terrenos de un gran condominio en nuestro pueblo; al igual que por medio de Derek Black comencé a desarrollar los planos para la casa que mis chicas se merecían, como lo habíamos hablado con Alissa, el cuarto de Emily sería el más grande de la casa, ya tenía todo listo, un espacio para sus juguetes, aparte del salón de juego, la decoración estaría en manos de su madre; todo gracias a la idea del príncipe Kai.
El mejor negocio que pude aceptar, llevaba varias prendas vendidas a Europa, diseñadores deseando saber las telas que se utilizaban para lograr la calidad que nos estaba empezando a caracterizar; a pesar de que veía pocas veces a Kai, él y yo manteníamos conversaciones constantes, no éramos grandes amigos, pero si nos convertimos en grandes socios. Por otra parte, comenzaba a tener negocios con mi hermano Cloyce, quien después de esa estúpida pelea en su fiesta, decidió aceptar que yo no era fan número uno de esa familia, por lo que no volvimos a tocar ese tema, de ninguna manera.
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La Casa De Naipes
Teen Fiction¿Existe algo más que tu alma gemela? Para Connor Gallace ésta pregunta no dejó de rodar por su cabeza desde el momento en el que conoció a la mujer que para él, es su amor verdadero. Sin embargo, al mismo tiempo comenzará a existir en su vida, una m...