21. Mi Trébol de la suerte. Parte II

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29 de marzo

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29 de marzo

7:35 PM

Ya habían pasado tantas horas entre llamadas, gritos, peleas, todo un drama Gallace en este lugar. Mi madre fue casi que corrida de la parte de urgencias y no precisamente por mi padre; mi hermano Killion tomo el poder de jefe de este espacio y solo él podría entender lo que sucedía. Iban a ser las cuatro de la tarde, cuando se logró que el helicóptero de mi padre pudiera volar por la doctora, aun hacían falta tantas cosa y yo ya me sentía agotad; ver a tantas enfermeras, doctores y a mi familia en este lugar, me estaba causando mucho estrés.

Tuve que salir del cuarto por un momento, dejándome llevar, llorando en silencio por lo que sucedía. Pero una vez más, quien estaba a mi lado era mi hermano Kill; me abrazo y sin decir alguna palabra, solo me consoló. Las horas estaban siendo como un juego contra reloj, mi hermano hacia lo medicamente posible por controlar a Alissa, al igual que ya tenían todo listo para la operación e incluso, me pidieron que mandara a comprar algo de ropa para una beba prematura; por suerte, Shia se ofreció a comprarlo todo para que yo no tuviera que salir de la clinica para nada. Ella y Killion han sido de gran ayuda con todo esto que sucedía.

Cuando dieron las 6:30 de la tarde, Alissa y yo nos vimos una última vez por el día, antes de que se la llevaran a la sala de operaciones, mi hermano me dejo junto con mi padre en el cuarto donde estuvo Alissa, esperando por alguna noticia. Cloyce y Aubrey habían llegado al hospital, pero estaban en la cafetería, a Cloy no le gustaba en absoluto los hospitales y solo estaba aquí por mí... creo.

Por alguna razón no tenía miedo, no tenía pensamientos acerca de que mi hija o Alissa iban a irse o algo por el estilo, eran fuertes y estaban en buenas manos. Intente calmarme, mi padre muchas veces me trajo agua y algo de la máquina de frituras, pero comer era lo último que deseaba. Esperar fue horrible para mí, mire el reloj de nuevo y solo habían pasado tres minutos. Di un pequeño grito empujando mi silla; mi padre se puso de pie con rapidez y se puso frente a mí.

―No puedes alterarte ahora, sabes que en cualquier momento pueden venir a buscarte.

Sus ojos grises se posan sobre los míos; mi padre lucio aún más preocupado que yo, pero lo intentaba controlar, para reflejarme a mí lo que necesitaba. Tomo aire profundamente para soltarlo lentamente, dejando sus manos en mi nuca. 

―No quería estar en otra habitación para cuando ella naciera, papá.

―Lo sé, ―Pone su mano en mi mejilla― y también sé que te preocupas y tienes miedo por todo esto. Pero te puedo asegurar que esa niña va a nacer muy bien ―Sonríe con ternura―, será una Gallace, somos necios por naturaleza y parece que ella lo es.

Su comentario me hace sonreír, imaginando a la pequeña bebé. Por un momento ese cuarto de hospital parecía tener algo de luz y vida.

―Esperemos que Emily lo sea.

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