16. Ya no Jugaremos

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⚠️ Capítulo con escena +18 ⚠️

Annabeth caminaba por la playa con rapidez, como una niña en un jardín de juegos, su cabello se revolvía a pesar de tenerlo atado en una coleta alta, el sol causaba que sus mejillas se pusieran rojas

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Annabeth caminaba por la playa con rapidez, como una niña en un jardín de juegos, su cabello se revolvía a pesar de tenerlo atado en una coleta alta, el sol causaba que sus mejillas se pusieran rojas. Quería reírme por esto, era ridículo que sintiera celos; el sol tenía el privilegio de poner sus mejillas rojas y no sencillamente por tocarla de la manera en la que mi mente se ha encargado de imaginar.

Ambos terminamos saliendo justo a tiempo de la casa, era el primer día en esta isla y quería disfrutar cada momento con ella, decidimos solo ir a conocer, no entrar al mar, por lo que Annabeth solo iba en una camisa de tiras y un short, cosa que me sorprendió, desde que la conocí, nunca la vi usando uno de esos, solía quejarse de ese tipo de ropa, aunque para mi, ella lo hacía lucir hermoso. Llevábamos un par de horas en las playas, visitando uno que otro puesto de comida y accesorios, ella empeñada en no aceptar nada de lo que yo quería regalarle, compro uno que otro accesorio con el dinero que llevaba, así que cada vez que íbamos a un puesto, me apresuraba a pagar por anticipado y pedía que fingieran que era un obsequio para ella, que muy a pesar de eso, se hizo la del rogar, era algo que amaba de Ann, no aceptaba nada material así de rápido, ella debía sentir que se lo había ganado de verdad.

Mi As, me tenía lo suficientemente perdido por ella, el día en la playa solo me había hecho confirmar lo que era evidente, que su belleza no era lo único que me había hecho atraer a ella, era su manera de actuar, su personalidad. Era atractiva por dentro y por fuera y en esta isla pude notar lo seductora que podía ser, lo que genero que me la pasara todo el día pensando en lo que podría hacer si no sucedía nada esta noche en nuestro cuarto. Era un maldito enfermo por ella, debía ser un delito imaginarla como yo lo hacía. Estaba resignándome a la idea de dejarla ir, sin embargo, ahora pensaba en que este viaje era una despedida.

-¿Porque me miras tanto?

Su voz me saca de mis pensamientos, levanto mi mirada dl suelo para ver sus ojos verdes. Era atractiva, adictiva y llamativa, ahora entendía el apodo de mi hermano Kill, Ann era una bruja, de esas que toman tu alma y te controlan, te sacan hasta la última gota de amor... solo que yo no sentía que mi amor se acabara y debía lograr que me dejara de controlar.

Ella sonreía al verme, como si fuera la persona perfecta en este lugar. Era amor, lo sabía, Killion no se cansaba de repetirlo cuando tocábamos el tema importante, el decía que mi amor por Annabeth me estaba haciendo tomar decisiones incorrectas, ero que si la amaba tanto como lo aseguraba, debía decirle, dejarla libre de una vez por todas.

-Porque pienso. - exclamo.

-¿Y en qué piensas? -se acerca a mí con cautela, estira sus brazos para ponerlos sobre mis hombros, puedo sentir como se para de puntitas para quedar casi de mi altura.

Mis manos se deslizan por su cintura atrayéndola a mí. Una sonrisa cargada de deseo y diversión aparece, nuestras miradas se conectan en una petición que ambos tenemos, pero de igual manera, ambos, tenemos miedo de decir.

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