24. Nueva Carta

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8 de junio

Los días parecían ir lentos, más no agotadores. Esos días donde no podíamos descansar han quedado atrás, ya no hay insomnios o angustias que nos desvelen o nos hagan ir a mitad de la noche a el hospital; ahora somos solo nosotros dos, esperando que llegue el día en que podamos ir por nuestra beba y poder regresar casa; una casa que estaba totalmente equipada para ella, para terminar su proceso de crecimiento. Mi padre ha pasado días enteros arreglando el departamento, de cierta manera era su escape para estar lejos de mamá. Había escuchado por parte de Kill, que mi madre ha intentado ganarse la confianza de mi padre después de semanas sin Lorcan, pero esto no parecía mejorar las cosas con mi padre.

Mi padre estaba siendo un abuelo increíble, el más cariñosos del mundo, iba cada viernes por la tarde a quedarse con Emily mientras nosotros descansábamos de todo el ajetreo de cuidar de Emily. Son días donde Alissa y yo solemos salir, comemos algo o solo nos quedamos en casa descansando. Mi madre no ha vuelto a dirigirme la palabra después de esa discusión frente a su hospital; ahora mismo los únicos que hacían parte de la vida de mi hija eran sus tíos, su abuelo y sus padres. Pero me era suficiente, quiero decir, Emily no necesitaba a muchas personas desconocidas para recuperarse; ella lo estaba haciendo con su familia.

Por otro lado, mi vida estos últimos días han sido maravillosos, estaba casi por concluir el segundo semestre de mi carrera, un año ya desde que he comenzado este proceso, un año donde miles de cosas cambiaron; hace un año estaba terminando mis estudios en el internado, preparándome para regresar a este pueblo donde creía que ya mi vida estaba completamente escrita y planeada, pero ahora, un año después, estoy acostado en mi nueva cama, en un apartamento nuevo, junto a la mujer que en mis planes estaba, pero no de la manera que deseaba. Aunque en realidad eso no me molestaba en absoluto.

—Feliz cumple años a ti...

Su voz resuena por el cuarto en un murmullo suave, casi como si intentara no despertarme con eso. Me incorporo en la cama apoyando mis brazos detrás de mi espalda, una sonrisa amplia se escapa de mis labios al ver a Alissa sosteniendo un pequeño pastel de cumple años.

Mi cumpleaños número veinte. Y ahora, mi fiesta de cumple años no sería en un bar o en mi casa con miles de invitados, sería en el hospital, con mi hija Emily.

—Me siento viejo. —Resoplo echando mi cabeza hacía atrás.

─No deberías sentirte así, estoy más vieja que tú.

Deja el pálido pastel sobre la cama, pude observar mi nombre en cursiva sobre este, con mi fecha de cumple años en él. Estaba casi seguro que el pastel era de chocolate, con crema batida, ni siquiera habían frutas sobre este, era sencillo y no por eso no me gustaba; Alissa sabía que odiaba comer tanto dulce y solían vender pasteles con mucha crema batida y frutas muy dulces. Este era sencillo, hecho en casa y por ella.

—Te agradezco por esto, Ali.

—No es todo. —Se inclina hacia mí, pero pasa por encima de mi cuerpo para sacar de su mesa de noche una pequeña caja—. Es de parte de tu hija.

Tomo la caja cuando la extiende hacía mi cuerpo, era de un rosa cálido, con un listón gris envolviéndolo, no pude evitar sonreír amplio al comenzar a destaparlo; dejo la tapa de la caja a un lado para ver al interior de ella. Unas pequeñas medías con orejas de oso aparecen, suelto una risa baja para tomarlas y es cuando cae una tarjeta de invitación escrita a mano.

—¿Ahora Emily escribe? —Bromeo al tomar la tarjeta entre mis dedos.

Pero mi risa de borra al leer lo que hay en la tarjeta.

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