31. La Carta del Bufón- Parte 2.

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Es la segunda vez en mi vida que le parto el corazón a alguien que me importa más que mi propia vida

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Es la segunda vez en mi vida que le parto el corazón a alguien que me importa más que mi propia vida. Desde que renuncie a Ann, nunca me había interesado conocer a alguien nuevo, me enfoque en mis negocios, en mi hija y en la mujer que dormía a mi lado. A pesar de nuestro compromiso como esposos, después de tres años de casados, entendimos que lo nuestro no iba a seguir igual y le permití ver a otras personas fuera del pueblo. Pero ella estaba en el mismo punto que yo; nadie la llenaba como ese chico Stefan. Alissa me conto que el día de nuestra boda ellos hablaron; porque necesitaba darle un cierre a esa historia, y aunque quise enojarme, no pude.

Porque yo hice lo mismo.

Dos días antes de mi boda con Alissa, viaje con Killion a Arizona, todo porque habíamos escuchado que Annabeth ahora vivía allí. En realidad... Eso era lo que nos había contado el investigador privado que había contratado para averiguar por ella. Necesitaba saber si estaba bien y, a decir verdad; lo estaba. No hable con ella, no pude ni verla de cerca. Estaba trabajando para una firma de abogados de Flagstaff, intente indagar lo más que me permitía Kill, logramos saber que seguía viviendo con su hermano y la pareja de este, al igual que su hijo menor. El cual no vimos, pero todos decían que era como ver a James. No pude evitar imaginar a Ann con su sobrino, tomados de las manos y caminando por los parques de la ciudad, como yo lo hacía con mi hija. Pero antes de que pudiera cometer otra locura, Killion me subio a un nuevo avión de regreso a nuestro pueblo, listo para hacer lo correcto.

Desde entonces no volví a buscar a Annabeth, estaba bien con la idea de que ella era feliz ahora, con la familia que tenía y seguramente ahora mismo estaría casada y con hijos, siendo exitosa a su manera. Lo merecía, después de lo que le hice pasar, aun me sigo arrepintiendo de eso y sobre todo me arrepiento cada mañana cuando mi hija me abraza y repite muchas veces "Eres mi príncipe, papi". Imaginar que ella no es parte de mi vida es horroroso, no hay cosa que no haya conseguido que no sea por ella y para ella; tal vez no era un padre normal, pero era el padre perfecto para ella y me encargue de hacerle creer que todo lo conseguía si ella solo me lo pedía, pero no creí que esa ahora sería una desventaja.

—Mon professeur est le meilleur, papa. —Emily se sienta en el comedor con una sonrisa en sus labios.

—Parece que aprendes muy rápido hija —Sirvo un poco de jugo de fresa para ella, el cual lo recibe rápidamente.

—Pronto estaré traduciéndole a tus trabajadores todo lo que digan los inversionistas franceses —comenta en un tono de arrogancia, mi culpa.

Alissa entra a el comedor besando la mejilla de Emily varias veces.

—Peut-on faire du shopping à Paris maintenant ? —Alissa sonríe divertida acomodándose al lado de nuestra hija.

—Iremos solo si mi papá nos lleva. —Deja su vaso en el comedor pegándose más a este mismo.

—¿Y a qué iré? —Niego divertido— Yo nunca compro, lo sabes, cariño.

Se encoge de hombros, restándole importancia. Sus manos se dirigen a tomar los cubiertos para comenzar a cortar su porción de carne.

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