Epilogo

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6 años después

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6 años después

Deberían entregarle un manual de instrucciones a los padres, decirles o contarles las cosas que sucederán con su hijo desde el día que nace, hasta que tú les hagas falta. Se supone que nosotros como padres debemos ser perfectos; es casi como si hiciéramos un contrato de matrimonio; pero con nuestros hijos: Los cuidamos, los respetamos y los amamos hasta que la muerte nos separe. Es doloroso pensar en que la muerte nos podría separar, para mí ha sido doloroso despertar cada mañana a la espera de una llamada de mis hermanos o de la enfermera de papá, donde me diga que mi padre se ha ido; aun no estoy listo para eso, para despedirme de él y mi hija tampoco, mi hija aun va a tomar el té con él, aun le cuenta historias sobre su vida en la escuela y aunque mi padre ha olvidado hasta su propio nombre, siempre reconoce a su nieta. Algunas veces es "La chica de la mirada perfecta" o "La niña de los rayos de luna", para él, mi hija seguía siendo su adoración, así Emily tuviera que contarle una y otra vez su historia de nacimiento, el la escuchaba y le creía cada palabra de su boca.

Estos seis años han sido una montaña rusa de emociones, Emily casi cumple dieciséis años y su vida ha estado en un constante cambio desde que su madre se marcho a Seattle. La idea de separarnos no le agrado, al inicio creía que nosotros seguíamos juntos, en ciudades diferentes, pero cuando los papeles del divorcio llegaron y las cosas fueron imposibles de ocultarlas, ella nos gritó a la cara que nos odiaba y por primera vez entendí el dolor que esas palabras le llegan a causar a un padre, entendí porque mi madre duro tantos años herida y dolida con nosotros. Pero ahora las cosas cambiaron con la pérdida de memoria de mi padre, ella debía estar pendiente de él, porque había días en los que solo la recordaba a ella y ella debía ir a estar a su lado, pero, aun así, nada de eso hizo que ella se alejara de los Madden, ellos eran su nueva familia. Para mi mala suerte, los Madden jamás dejaron de ser parte de mi vida.

Emily se volvió mejor amiga de Alana y tenía a esa niña metida en mi casa, todos los días desde que entraron a secundaria y ni que decir de Troy, el "maravilloso" novio de mi hija desde hace un año, pero que conocía desde que era una bebé. Ella decía que eran sus mejores amigos, pero yo no lo creía. Emily dejo el ballet hace dos años. Un día llego llorando a casa y rompió sus trajes de ballet, me pidió que ya no la llevara a ese lugar, que ella no era buena en ballet y que se arrepentía de haber practicado esa actividad. Luego, cuando cumplió quince años, escapo de casa por primera vez y mi sobrino Jared la encontró en una fiesta de los de último año, drogada. Mi hija, la niña de mis ojos, se había salido de mis manos. Yo intentaba darle todo, sus viajes, sus lujos... pero nada le gustaba, dejo de sonreír y se volvió sumisa, la niña que levantaba con orgullo su cabeza al escuchar su apellido, parecía avergonzada de hacerse sentir.

¿Qué es peor que ver a tu padre morir? Ver a tu hija morir en vida.

—Creo que es mejor que se marche contigo unos meses, Ali. —Mi mejor amiga suspira a través de la línea, no era una idea nueva, veníamos hablándolo desde hace dos años, cuando la amistad con esos chicos comenzó a ser un problema para mi hija. Había gastos innecesarios en mi tarjeta y cuando se los preguntaba a Emily, ella lo justificaba diciendo que era algo que necesitaba. Pero jamás la vi usando ropa negra, ella odiaba ese color.

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