Capítulo 2

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Me remuevo en la cama y me cubro más con las sábanas, tengo un dolor de cabeza muy fuerte y en el estómago siento un malestar horrible, siento que pronto vomitaré

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Me remuevo en la cama y me cubro más con las sábanas, tengo un dolor de cabeza muy fuerte y en el estómago siento un malestar horrible, siento que pronto vomitaré.
Abro los ojos lentamente y me quedó observando a la nada, sin siquiera pensar en algo.

—Que bonitas sábanas blancas, yo quiero unas así —susurro tocando la suave textura

¡¿Sabanas blancas?! ¡¡Mis sábanas tienen flores!!

Me levanto de golpe sintiendo como todo da vueltas a mi alrededor, me vuelvo a acostar y cierro los ojos tratando de calmarme.

Vamos Melody, respira y cálmate, no puede ser tan malo; respiro profundo varias veces y abro los ojos lentamente rogando que todo sea un mal sueño.

Mi pulso se acelera al ver que estoy en una habitación de hombre, me olvido de mis dolores y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Sacudo la cabeza este no es momento para estupideces.

Escaneo rápidamente la habitación asegurándome que no haya nadie; levanto la sabana con fuerza temiendo estar desnuda, suspiro al ver que sigo vestida con la misma ropa de ayer, ese es un gran avance.
Me rasco la cabeza tratando de recordar que pasó ayer.

Veamos, iba con Natalia y sus amigas, estábamos disfrutando la fiesta, bebí varios vasos con alcohol y allí comenzó a descontrolarse todo, estaba bailando con las chicas y de repente llegó un chico y comenzó a abrazarme y a decir "Mía" yo le aclaré que mi nombre es Melody no Mía. El se río y me apretó más, cuando me safe le di una bofetada para que aprenda a respetar el espacio personal y en ése momento llegó Natalia, que al parecer lo conocía, y ya, no recuerdo nada más.

Bufo.

¡Vaya tipo loco! Tengo que salir de aquí, busco mi teléfono en mi bolsillo y no lo encuentro, veo nuevamente la habitación, pero no hay rastro de mi teléfono.
Me van a matar mis padres si pierdo mi teléfono, me lo acababa de comprar papá, apenas hace un mes y me dijo que tendría que durarme al menos cinco años, no creo que un celular dure tanto.

—Despertaste dormilona —levantó la cabeza rápidamente y veo al mismo chico de ayer entrar con una bandeja de comida y una gran sonrisa.

No se si es la impresión por ver al mismo chico de ayer o es el olor de la comida, pero me invaden una ganas de vomitar; me levanto rápido y me dirijo a la primera puerta que veo, por suerte es el baño, me arrodilló junto al inodoro y comienzo a vomitar

Siento como alguien recoge mi cabello evitando que se ensucie.

¡No vuelvo a consumir alcohol en mi vida!

Me quedo en esa posición sin saber que hacer o decir; que vergüenza conmigo.

—No te preocupes es normal después de consumir tanto alcohol, no vas a morir —comenta al ver la preocupación en mi rostro —hay un cepillo nuevo allí, puedes usarlo si quieres—dice señalando el lavabo, yo asiento sin mirarlo — estaré afuera si me necesitas —dice saliendo del baño y cerrado la puerta

La melodia del betaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora