¡Melody!
Melody, suena como una persona armoniosa, alegre y llena de amor, lo cual la define, pero no en su totalidad, ella es un poco más compleja.
Melody, es una chica universitaria de 18 años, quien es feliz con su vida, tiene lo que necesita y...
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Llevo mucho tiempo sentada en la misma posición, podría calcular que al menos dos horas. He escuchado varias veces pasos hasta esta habitación, pero siempre se detienen en la puerta y luego se regresan, creo que es lo mejor, no quiero ver a nadie, y mucho menos al castaño.
No entiendo como puede decir que me ama ¿secuestrar a alguien se puede llamar amor? Yo no lo creo, yo lo llamo locura u obsesión, pero no amor.
Escucho nuevamente los pasos, me encojo en mi lugar temiendo que esta vez si entre; escucho la llave ser introducida, cierro con fuerza los ojos y abrazo con más fuerza mis piernas.
—¿Hola? —dice una voz de mujer, no me molesto en levantar la cabeza —mi nombre es Camily Jones ¿y el tuyo? —habla nuevamente mientras se pone a mi altura.
¿Qué quiere? ¿No es suficiente con tenerme encerrada aquí?
—Melody, se que es difícil para ti todo esto, pero necesito que me escuches, no puedo ayudarte si no hablas —dice colocando un mechón de cabello tras la oreja.
¿Me pregunta mi nombre aún cuando ya lo sabe?
—¿Vas a ayudarme a salir de aquí? —cuestionó esperanzada, levantó lentamente la cabeza para observarla
Es linda, cabello castaño un poco largo y tiene una linda sonrisa.
Ella baja la cabeza un poco, lo que significa que no me ayudara.
—Mira es un poco difícil hacerlo, pero tratare de hacer todo lo que pueda —dice y sonríe —Connor esta sufriendo mucho por todo esto. — ¿y eso que tiene que ver?
—¡Uy si! ¡Pobre Connor! ¡Debe estar pasando unas penas enormes! —digo con ironía. Ella frunce el ceño molesta —Pobrecito, tener a alguien secuestrado debe ser muy doloroso.
Camily me ve confundida y luego lanza una carcajada
—Lo siento es que me causó risa —comenta. Vaya, todos aquí están locos —¿quieres que te cure esas heridas? —cuestiona señalando mis piernas, yo dudo un momento, pero luego asiento —Bien, iré por el botiquín, ya vuelvo —agrega poniéndose de pie y caminando hacia la salida
—Espera —la llamo —no me dejes sola, él puede volver —digo asustada
—No dejaré que eso pasé —dice y me regala una sonrisa cargada de tristeza.
Debo estar loca para confiar ella, pero necesito a alguien que me ayude a salir de aquí y ella prometió intentarlo, aunque eso no quita que desconfíe ella. Observó mis piernas, mis heridas no son grandes, ni graves, solo son pequeños raspones, como los que me hacía cuando estaba pequeña, jugando con Adam y Nathan.
Luego de unos minutos regresa ¿Camila? Con el botiquín.
—¿Te parece si te das una ducha primero? —pregunta, yo entrecierro los ojos —Si quieres, claro, es que tienes tierra sobre las piernas y tu ropa está algo sucia —comenta avergonzada
