Capítulo 4

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—¡Paige! ¡Paige! —le grité a mi amiga cuando la logré divisar en la entrada de nuestra escuela—

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—¡Paige! ¡Paige! —le grité a mi amiga cuando la logré divisar en la entrada de nuestra escuela—. ¡Esperame!

Corrí un poco y ella apartó su cabello negro corto de sus hombros mientras se ajustaba las gafas de pasta negra gruesa. Ella me saludó con la mano y me hizo un gesto para comenzar a caminar. Yo estaba que me moría, debía realizar más ejercicio físico.

—Hola Grace —me saludó—. ¿Por qué tanto entusiasmo?

Sonreí.

—Bueno... Puede ser que haya comenzado a escribir una historia. —Solté una risita y cerré mis ojos mientras daba pequeños saltitos, al volverlos a abrir ella me miraba con una sonrisa—. Ahora tienes a una mejor amiga escritora.

—Sabía que algún día no podrías resistirte —seguimos caminando mientras subíamos las escaleras para ir hacia la segunda planta del edificio—. Me alegro por ti, Grace. Debes pasarme tu usuario para leerte.

Las alarmas sonaron en mi cabeza tal como una canción irritante.

—Uh...

Me dio una sonrisa ladeada y negó con su cabeza divertida.

—¿Qué cosas escribes niña?

—Aún no lo sé —sí que lo sabía pero no iba a decirle—, estoy pensando todavía.

Y creo que de tanto pensar me salieron ojeras en aquella noche donde me desvelé por estar escribiendo hasta el cansancio, creo que me quedó decente el capítulo o bueno, los capítulos.

No eran tan largos como los testamentos de Eva Muñoz pero sí eran lo suficientemente largos como para leerlos en unos diez minutos.

Y creo que había tomado posesión del nombre de Joseph, al menos no había sido muy rara en colocar su apellido también. Aunque en la personalidad sí me la había robado de la realidad, era una copia mal hecha de él, pero por lo menos funcionaba.

Paige dejó el tema estar para concentrarnos en lo que mejor sabíamos hacer: quejarnos de nuestros maestros y maestras, además de tener una dosis diaria y constante de risas por cualquier estupidez.

Así que ahí estábamos nosotras riéndonos y haciendo comentarios en silencio sobre la exposición de una de nuestras personas que clasificaban el la lista C: personas irritantes que les hacen falta más tornillos que tuercas.

—¿Es que quién rayos dice que los pájaros tienen dos pares de alas? —le pregunté a Paige—, ¿quién?

—Ella, es que ya sabes, a veces a las personas les falta un poco para estar cuerdas —se entrometió John—. Hola Paige, hola a ti también Grace.

—Ardilla, ¿Entrometiéndote en conversaciones que no te incumben? —Aquella era la extraña manera de mi mejor amiga de molestar a las personas.

¿Nos enamoramos? [Mer]✔ #DreamsAwards2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora