Capítulo 17

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Antes la hora de almuerzo era una maravilla, duraba dos horas en las que en una de ellas podías simplemente comer y luego descansar

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Antes la hora de almuerzo era una maravilla, duraba dos horas en las que en una de ellas podías simplemente comer y luego descansar. En aquel momento comía, más no descansaba ya que Lucy —la intrusa— nos acompañaba en la mesa mientras estaba entre los brazos de Jo.

La comida en vez de irse se venía de regreso afuera.

Pero como siempre no se trataba de ir por el mundo con cara de mapache drogado destrozado, sino que era colocarse la máscara de hielo que caracterizaba a Regina Morgan y seguir adelante mostrándose por fuera como un Artemis Hidalgo, porque ya saben, Artemis era igual a un iceberg.

Metí un poco de lechuga a mi boca mientras vi a mi alrededor, todos mostraban una mirada cansina. Adrien, quien siempre se paraba para comer porque no le gustaba comer sentado aquella vez se había quedado quieto en su puesto —cabía aclarar que nosotros cuatro estábamos en una sola banca de la mesa—, Carter no hacía ningún tipo de broma sobre el almuerzo que Julisa le había preparado. John y Paige simplemente se veían entre ellos de vez en cuando, no tenían sus habituales discusiones sin sentido y muy divertidas.

Todos escuchábamos a una muy entusiasmada Lucy hablar sobre su viaje a Roatán ubicado en Guatemala. Jo la veía como si fuese su mundo.

—Como les decía, la casa de mi tía no está tan lejos, o sea, como que no —dijo con su usual tono fresa dulce—, bien puedes ir caminando hasta el lago y luego, si tiene, o sea como que debes de tener un bote para poder disfrutar. ¿Me captan verdad?

—No sé qué vio Joseph en ella, sinceramente —me susurró Paige—. De verdad no lo sé.

—¿Su cabello quizás? Es de un bonito color —sugirió John mientras que aguanté una risa porque Paige se dio la vuelta bruscamente para encararlo—. Pero el tuyo más lindo, Paige, muy hermoso, el negro te queda genial.

—Ajá.

—Ya, ya, no me gustan sus peleas de pareja —dije en broma mientras los dos se entrecerraban los ojos.

—Ya ves, hazle caso a Grace, es sabia —me apuntó John y yo reí un poco.

—Sabia un pepino —se burló Paige y yo le di un pequeño golpecito en la cabeza—. ¡Morite Grace!

Ya quisiera yo morirme.

La mesa quedó en silencio y vi como Lucy nos miraba a los tres, la habíamos interrumpido sin querer. Ella nos miraba con una expresión de superioridad mientras que mi supuesto mejor amigo tenía una mirada molesta con nosotros.

—¡La comida sabe a rata! —exclamó Carter cortando el silencio—. Yo no sé porqué Julisa no puede cocinar bien.

—¿Por qué no te dan dinero para comprar los almuerzos de aquí? —se burló Adrien, ellos eran como el dúo de burlas del grupo—. Ya sé, porque se te cae en la alcantarilla como la otra vez.

—No, porque me dejaron sin dinero de la vez que Paige tiró mi zapato al techo del gimnasio —refunfuñó mirando a su amiga—. Eres una rata asquerosa.

—Tú, Martha, eres más asquerosa —lo molestó a Carter, yo ya no sabía de qué lugar exactamente salían los apodos—. Ya deja de quejarte por todo.

—Es que le tiraste ¡el maldito zapato al techo Paige! —le dijo molestándola John—. ¿Cómo quieres que no se queje el pobre? Ahora literalmente es pobre.

—Ya vas a comenzar —rodó sus ojos con diversión y suspiró.

Yo estaba viendo divertida su discusión mientras comía de mi ensalada de pollo, era como una comedia. Me encantaba.

Me di la vuelta para poder sacar de mi lonchera una botella con agua, no me esperaba que Jo y Lucy estuvieran compartiendo un pequeño beso. Él le besó la frente como a mí me lo hacía. Le acarició su nariz con la punta de él mientras sonreía como me sonreía a mí.

Dejé de comer y guardé mis cosas, era mucho para mí. Podía soportar cómo le hablaba, cómo la veía, pero esas demostraciones de amor ya eran mucho para mí. No tenía un corazón de hierro como para poder aguantar tanto.

¿Podía estar más jodida? Eso ya lo vería después.

Si mi vida fuera un libro, sería una constante lloradera, desgracia tras desgracia. En fin, pero como eso no era un libro era la realidad y no una fantasía debía seguir con mi vida.

Había estado haciendo ejercicios, había estado tomando respiraciones profundas hasta llegar a la conclusión de que todo pasa por algo. Nada en aquella vida era fácil y si lo era no era bueno.

Me levanté disculpándome, pero nadie prestó atención, ellos seguían en su mundo.

Caminé hasta que sentí que alguien se posaba a mi lado para seguir mi camino.

—¿Cómo está Lucy? —inquirió Frederick—. No la vimos, pasa demasiado tiempo con tu amigo ese.

—Mi amigo ese tiene nombre y se llama Joseph —dije con cierto enfado—. Sobre tu pregunta no lo sé, no soy la asistente de Lucy y menos soy ella.

—Calma Grace, solo preguntamos, vimos que te fuiste —secundó Bethany que a saber en qué momento del diablo había llegado—. En fin, gracias Grace. Te ves hermosa hoy.

¿Hermosa? Hermosa estaba mi alfombra limpia en mi habitación, yo estaba hecha un desastre. Se fueron desapareciendo por el pasillo.

—Cada día me pregunto cómo hacen para pasar las clases —dijo Paige detrás de mí e hizo un movimiento de cabeza a lo que yo asentí—. ¿Cómo estás Grace?

—¿Sabes Paige? —caminé hasta la baranda para recostar mi espalda de ella, en el centro del edificio tenía una apertura en forma de cuadrado, se podía observar la primera planta del edificio y, junto a ello las mesas que estaban en el pequeño patio—, a veces es cansado que te pregunten cómo estás, si ya saben que te encuentras mal no es necesario preguntar.

—Bueno, pero como a mí me encanta joder te lo pregunto —enarcó una ceja y me sonrió retándome—, así que responde niña inútil.

—Me siento bien por él —dije y lo señalé aún estando de espaldas—. De verdad Paige, me siento feliz por él. Se ve feliz.

—Es cierto —se encogió de hombros—. Se ve feliz con ella, pero ¿de verdad te encuentras bien?

—Un poco celosa, pero estoy bien Paige —le aseguré y suspiré—. Hablé con mamá sobre la propuesta.

Paige volteó a verme emocionada y me instó a hablar.

—¿Qué te dijo? —inquirió—. ¿Vas aceptar? Es una gran oportunidad no puedes perderla.

—Te lo diré mañana, tengo pensado dar la noticia de si rechazo o acepto.

—Bueno, lo que elijas estará bien —me sonrió—. Recuerda que estoy para apoyarte.

—Y yo estoy para ti siempre.

NOTA AUTORA: Hola, hola, bienvenidoxs al descontrol. Por favor tomen asiento y vean como todo se desmorona poco a poco. Creo que dije mucho spoiler JAJAJ, en fin. Tomen asiente, agarren palomitas y muchos pañuelos. Gracias, fin del comunicado.

¿Nos enamoramos? [Mer]✔ #DreamsAwards2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora