capítulo 3.

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– Que bien que apareces por aquí, Bella.

– Supongo que si ¿Para qué me ocupas, Severus?

Contexto, Bellatrix había recibido un llamado de Snape, no entendía para que la quería pero aún así fue, su curiosidad siempre le terminaba ganando.

– Granger llega hoy, McGonagall me pidió que te informara pues ella y Dumbledore quieren que vayas a recogerla. –habló Severus con la misma calma de siempre.

– ¡¿Yo?! La sangre su... Granger me odia, seguro que en cuanto me vea querrá matarme.. –dijo Bella un poco exaltada y preocupada.

– Bella, fue mi alumna, la conozco y no te va a matar mientras no se sienta amenazada.

Severus intentaba tranquilizar a la ex mortífaga, mientras rodaba ligeramente los ojos, llegaba a pensar que podía llegar a ser muy dramática, una loca muy dramática pero le tenía paciencia.

– Sevy ¿Estás muy consciente de que a esa niña le hice la vida imposible? ¡Casi la mato! No dudo que esté buscando venganza.

– Bella, número uno, no me digas "Sevy" y número dos, ya pasó un tiempo, Granger nunca olvidará lo que le hiciste pero no va a matarte, ella viene a hacer su trabajo así que lo más probable es que te ignore, te evite y no te mire, simplemente va a fingir que no existes.

Bellatrix se tranquilizó un poco, le daba la razón a su contrario mientras se sentaba en una silla del rincón. Severus tenía razón, Hermione simplemente iba a ignorar su existencia, le hacía sentir una sensación rara, pero tenía que aceptar que Granger la aborrecía y no habría nada entre ellas nunca, comenzaba a aceptarlo.

– Está bien, está bien, iré. –dijo Bella, para después suspirar.

– Ya verás que se te va a recompensar algún día el favor. –habló Snape.

La más baja se levantó y se despidió, saliendo de allí; no sabía a que se refería su compañero, pero esperaba tener al menos una buena recompensa, como una cama nueva o un librero más bonito para poner los libros que había mandado a traer desde la casa donde pasó su infancia. Lo que no había captado es que no se había referido a una recompensa de esas.

Más tarde..

Bellatrix se encontraba parada en la espera de la castaña, estaba un poco nerviosa y sentía sus frías manos sudar. No tenía idea de como podía reaccionar la chica más joven, se sentía tonta por casi a sus cuarenta y dos años aún se ponía como una adolescente. En ese momento el sonido del tren llegando la sacó de sus pensamientos rápidamente, por lo que se puso atenta a distinguir a la bruja menor; sólo fue cuestión de segundos cuando la visualizó, unas sensaciones invadieron su estómago rápidamente y las mejillas se le tornaron rojas, sintió impotencia y ganas de correr hacia Hermione para disculparse por todo lo que le hizo y que estaba dispuesta a cambiar, sin embargo... Su orgullo no se lo permitió. Se acomodó el vestido y con elegancia caminó hacia la dirección donde se encontraba su menor, se paró detrás suyo y le tocó el hombro, no sabía si se arrepentiría pero no tomó importancia. La castaña se dió la vuelta, abriendo un poco sus ojos al ver que Bellatrix era nada más y nada menos que la persona encargada de recogerla, maldijo internamente y posteriormente frunció el seño.

– ¿Se puede saber que haces aquí? –preguntó irritada.

– Pues es obvio, soy yo quien tuvo la desgracia de venir a recogerte, niñata. –respondió la bruja mayor con un tono de desprecio.

– No pues ¡Muchas gracias Miss Lestrange! ¿Qué hará ahora? ¿Continuar con lo que dejó incompleto al torturarme? –dijo Hermione con un tono de sarcasmo, tomó sus maletas pequeñas, ya que las más grandes fueron llevadas a parte, comenzó a caminar, sin importar si Bellatrix la seguía o no.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 | 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora