Especial: Rod + Andi.

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Meses después de aquellas maravillosas vacaciones en familia, Andrómeda perdió a su esposo Ted Tonks, quedando completamente viuda ¿Cómo sucedió? Fue de la forma más inesperada pero a la vez más normal: un infarto.

Enviudar antes de los cincuenta años era desgarrador para Andrómeda, el pensar que estarías con alguien toda tu vida, pasar por mucho sufrimiento para estar juntos y al final perderle, dolía como un infierno. Fue un proceso difícil ir saliendo adelante, Bellatrix y Narcissa se la pasaban con ella para intentar animarla, fue difícil al inicio pero conforme pasaban los meses poco a poco iba mejorando.

En una de las comidas familiares, Hermione le sugirió reestablecer su vida, pues era joven, en un inicio se negó, pero después comenzó a aceptar que quizás era buena idea. Igual no había prisa, no había edad para amar, estaba consciente de que aunque tuviera noventa años y se enamoraba, no tendría nada de malo.

Ya habían pasado dos años, Andrómeda había mejorado mucho y afrontó el dolor, ahora vivía en paz y disfrutaba con sus seres queridos con alegría, claro que extrañaba a Ted, pero llorarle toda la vida no serviría de nada, quería dejarlo descansar.

Todo iba normal, pero había un pequeño asunto que últimamente la tenía con la cabeza en otro lado, y ese asunto tenía nombre:

Rodolphus Lestrange.

Se hicieron más cercanos después de aquél viaje en familia –que realmente se colaron– con Hermione y Bellatrix, justo el día que llegaron a Dinamarca, recordaba con exactitud las palabras de Rodolphus en ese momento.

¡Pero que bonito lugar!

Esas palabras retumbaron en su mente, recordaba bien que después de eso le había tomado por el brazo para ir a explorar. Sintió un hormigueo en su brazo, revivir esos recuerdos le hacían sentir algo extraño ¿A caso le gustaba Rodolphus? Ni idea, pero se sentía como una adolescente en ese momento.

– ¡Andrómeeeedaaaa! –se escuchó dentro de la sala, alguien había llegado por la red Flú y debido al tono de voz, rápidamente supo que se trataba de la persona que le robaba los pensamientos.

– ¡Voy! –rápidamente se levantó, acomodó su vestido y se puso los zapatos, yendo casi con prisa hacia la sala.

– Hola Andi. –saludó de buenos ánimos Rodolphus, y se lanzó a abrazar a Andrómeda.

– ¡Rod! no somos niños como para que me aplastes. –se echó a reír.

En ese momento llegaron Bella y Hermione, acompañadas de Harry y Teddy, pues habían ido al parque de diversiones un rato para distraerse.

– Buenas, buenas ¿Qué haces aquí Lestrange? –inquirió Bellatrix con curiosidad, mirando como su ex marido abrazaba a su hermana.

– Venía a saludar, por lo que veo ya llegaron de su paseo. –respondió con una sonrisa, el corazón de Andrómeda dió un vuelco.

– Afirmativo, si me disculpan ocupo hablar algo con mi esposa a solas, estaremos en el patio. –dijo rápidamente la duelista, llevando a Hermione al patio.

Estando allí, se aseguró de que no hubiera nadie alrededor y prosiguió con lo que planeaba, Hermione sólo la miraba con duda.

– ¿Qué ocupas hablar conmigo? –preguntó.

– Yo sé que a Rodolphus le gusta mi hermana, es evidente ¿No lo has notado estos últimos meses? –cuestionó Bellatrix.

– Creo que tienes razón, la mira bastante y siempre está muy atento a lo que dice, y además es sólo Andi a quien le hace caso. –dijo la castaña mientras recopilaba la información.– ¿Crees que Andi sienta lo mismo?

– Ni idea, pero sería bueno saberlo, ahora no quiero estar con la duda. –dijo– Me siento como Snape, en el ámbito de ser una persona chismosa.

– Hasta yo estoy intrigada. –respondió Hermione.

Sin más, volvieron adentro y fueron a la cocina, donde cenaría al lado de Andrómeda, Rod y Harry.












La noche cayó por completo, después de una deliciosa cena todos volvieron a casa menos Rodolphus, quien se excusó diciendo que estaba muy aburrido como para irse y que quería quedarse para ver las plantas que tenía Andrómeda en su bello jardín.

Ni él se la creía.

Invitó a la hermana de en medio de las Black a recorrer aquél bello jardín, ambos iban en silencio, no emitían palabra alguna. Sus corazones latían sin parar, estar cerca era bastante reconfortante pero ambos se sentía con los nervios a flor de piel.

Siguieron caminando, sintieron sus dedos rozarse y sólo se ruborizados, mientras murmuraban un "lo siento" al mismo tiempo.

– Uy, creo que estamos conectados. –se río Rod, no sabía como ocultar su nerviosismo, el corazón le latía con fuerza.

Sin duda Rodolphus amaba a Andrómeda desde antes de que se fueran de vacaciones con los demás, pero no podía decir nada, y menos en el momento que el marido de ella había fallecido, sin embargo estaba dispuesto a esperar por ella, no podía estar sin su compañía, bastante cursi para ser él, pero era real.

Seguía caminando a su lado, pero no se contuvo y la sostuvo por los hombros, plantando un beso corto en sus labios. Andrómeda no podía procesarlo ¿Rodolphus le había dado un beso? ¿Su Rodolphus también sentía interés? Definitivamente era el mejor día de su vida.

– Rod, te quiero, desde hace tiempo. –dijo con nervios, pero feliz.

– Yo también te quiero, Andi. –le dedicó una sonrisa, intentando ocultar los nervios.– Quiero que seas la dueña de mi corazón.

– Y-Yo, gustosamente acepto ser la dueña de tu corazón. –respondió ruborizada.

Y sin más, se besaron, de manera lenta y tierna, justamente estaban al lado de las rosas, lo cual hacía el momento más bello aún, se querían y se darían la oportunidad de ser felices después de pasar por caos los dos. Después de todo no tenía nada de malo volverse a enamorar.

Parecían adolescentes hormonales ¿Pero a quién le importaba? Estaban felices y nadie podría parar eso.








Cortito pero sentí ganas de hacerlo ;) siento que Rodolphus y Andrómeda hacen buen match, no podía dejar esta historia sin hacer este pequeño especial.

¡Gracias por leer! ❤️

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𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 | 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora