capítulo 12.

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20 de septiembre

Martes, Hermione había despertado de su sueño con una calma que ni ella esperaba, pues los sucesos de la noche anterior la tenían un poco confundida.

¿Qué estaba pasando con ella y Bellatrix? ¿Qué era ese sentimiento extraño en su pecho al pensar en ella? No había pasado un mes desde que se reencontraron y ya estaba experimentando emociones nuevas. No podía creer que estaba cayendo ante los encantos de una persona como Bellatrix; no podía negar que era hermosa y talentosa, sin embargo tenía ciertos temores e inseguridades hacia su persona aún.

No podía creer que, habiendo tantas personas en el mundo tuvo que caer ante una persona como Bella, pero al final de cuentas mejor tenía que dejar de quejarse al respecto, pues no le serviría en nada.

Era inteligente, si al final las cosas con la duelista no funcionaban, con toda la pena del mundo tendría que alejarse. Sin duda estaba dispuesta a aceptar a Bellatrix en su corazón, estaría con ella, pero si decidía irse no estaría detrás suyo rogando como una ingenua, estaría a su lado pero también sobreviviría sin estarlo; palabras más, palabras menos, simplemente no era dependiente.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que no notaba ciertos golpes que se hacían presentes en la puerta, no fue hasta que se intensificaron que rápidamente se puso de pie, algo asustada.

- ¡YA VOY! -exclamó alto, para así ir a su armario y tomar las prendas que usaría ese día. Sacó un vestido blanco con estampado de flores, específicamente margaritas, de allí unos zapatos cómodos de color café que le combinaban.

Se vistió más rápido de lo que solía hacer, pues no sabía quien llamaba a su puerta con tanta insistencia, ni siquiera se colocó maquillaje debido a la prisa, se acomodó el cabello con su cepillo rápidamente. Al finalizar, se dió un vistazo al espejo y salió de su respectivo dormitorio; estando fuera caminó por su oficina hasta llegar a su puerta.

Al abrirla, se encontró con una Bellatrix a punto de entrar en un estado de mal humor, y bien conocía el motivo.

- Hasta que te dignas en abrir, Granger.

Por el tono que utilizó la ex mortífaga, Hermione dedujo que estaba irritada, pero no era su culpa después de todo, nadie la mandaba a esperarla.

- En mi defensa, me estaba arreglando, de paso no era necesario que me esperaras, Bellatrix.

Le respondió con el mismo tono, no iba a soportar sus actitudes negativas.

- ¿No? Después de besarte tres veces en lo que va del mes, no me parece prudente seguirte ignorandote y a la vez seguir ignorando mis sentimientos, bruja idiota. -escupió la duelista, sintiendo arrepentimiento por lo último.

Granger se quedó atónita ante sus palabras ¿Había escuchado bien? ¿Acaso Bella sentía cosas por ella?

- ¿Cómo? ¡¿Te gusto?!

- ¡¿Eh?! ¡¿No te vas a enojar por haberte ofendido?! -preguntó la azabache exaltada.

Hermione suspiró, le daba igual si la llamó "idiota" pues en ese momento solo le comenzaba a importar lo que anteriormente había mencionado la bruja mayor.

- Ya, no importa. -respondió y cerró con llave la oficina, para así comenzar a caminar, dejando atrás a Bellatrix quien rápidamente la siguió.

Sin embargo, Hermione no quería verla, al menos no en ese momento que sus pensamientos estaban comenzando a revolverse. Se vería como una niña pequeña, pero decidió echarse a correr rápidamente por los pasillos de Hogwarts con la intención de perder de vista a la duelista; las ganas de hablar con ella se habían esfumado, tenía que pensar con claridad antes de entablar conversación. Decidió no asistir al desayuno, por lo que estaría todo el día en el salón de clases ¡Es más! No saldría de allí hasta que la cena acabara, tenía que pensar bien lo que estaba sucediendo.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 | 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora