capítulo 13.

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Había pasado un mes, Bellatrix y Hermione iban avanzando considerablemente, todas las noches se encontraban en el mismo lugar para conversar de cualquier tema trivial, a la vez que ideaban como irían a Australia por los padres de la menor. Finalizaban con una sesión de besos y leves caricias, sin embargo Bellatrix se moría por avanzar un poco más en eso, sólo que notaba el nerviosismo de la bruja menor y desistía.

Hermione por su parte, comenzaba a pensar un poco en el futuro y como afrontarlo, si las cosas con Bella resultaban y duraban hasta que el ciclo escolar acabara... ¿Qué le explicaría a sus padres cuando les devolviera sus recuerdos? ¿Cómo les diría que se enamoró de una bruja que le dobla la edad, malvada en su tiempo y que la torturó una vez? Pensando bien las cosas, posiblemente le darían una charla de mil horas para que se cuestionara de sus actos, deseaba que no sucediera o sería muy vergonzoso y más si su bruja la acompañaba.

Era sábado veintitrés, ese día estaban invitadas a comer con Andrómeda, su esposo, Tonks y Remus no estarían debido al trabajo, sin embargo el pequeño Teddy le haría compañía y para no estar solos invitó a ambas.

Llegaron a través de la red Flú que estaba en la oficina de Hogwarts y afortunadamente conectaba con la casa de la mediana de las hermanas Black. Hermione y Bella iban tomadas de la mano, pero no se habían dado cuenta aún.

– ¡Bella! ¡Hermione! -esa era la voz de Andrómeda, ingresando a la sala.

Cuando esta entró, vió a sus dos invitadas tomadas de la mano, alzó una ceja y las miró atentamente. Obviamente se dieron cuenta, y rápidamente se soltaron.

– ¡Hola, Andi! -exclamó Hermione con una amplia sonrisa, abrazando con fuerza a la matriarca del hogar.

Por su parte, Bellatrix sólo le dedicó una pequeña sonrisa.

– Buenas tardes, Andi. -se limitó a decir.

– Me alegra que estén aquí, pasen a la cocina, en unos minutos tendremos visitas que quizás te alegren Hermione, pero tu espera.

Andrómeda simplemente habló y después volvió a la cocina, la mencionada quedó confundida junto con su acompañante, sin más acompañaron a la mediana de las Black, y se sentaron en silencio. Pasaron apróximadamente dos minutos cuando se escuchó a alguien llegar por la chimenea, Hermione y Bellatrix se dieron la vuelta y por la entrada de la cocina llegaron Harry, Ron y Ginny.

– ¡Mione! Caray ¿Qué haces aquí? -Harry rápidamente corrió a abrazar a su amiga, en ese momento notó la presencia de la ex mortífaga.

– ¿Qué hace ella aquí? -preguntaron Ron y Ginny al mismo tiempo.

– ¿Qué hago? Visitar a mi hermana, mocosos ¿Son idiotas? -respondió Bella con molestia.

– Ron, Ginny, ella está en derecho de visitar a Andrómeda. -dijo Harry.

– No hace falta que me defiendas, Potter...

– ¡Harry! -la voz de Andrómeda aligeró las cosas.

– ¡Buenas tardes! ¿Y Teddy? Le traigo un regalo junto con Ginny.

En ese momento, Potter se ruborizó, definitivamente no podía mentirle a nadie de que estaba saliendo con la menor de la familia Weasley. Nadie hizo preguntas pues era evidente.

Andrómeda fue por el pequeño Teddy, quien rápidamente se fue a los brazos de Harry. Los demás miraban con atención aquella escena en silencio, decidieron darles tiempo a solas y mejor se centraron en lo suyo. Finalmente, llegó la hora de acomodarse en la mesa, Bellatrix, Hermione y Ron estaban de un lado, mientras que enfrente tenían a Andrómeda, Harry y Ginny. La comida estaba servida, la castaña de las Black se tomó su tiempo de servir cada plato, a lo que Bellatrix se burló.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 | 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora