Epílogo.

1.9K 182 29
                                    

Bellatrix y Hermione, un matrimonio feliz que disfrutaba de la vida como era debido, viajando al lado de sus seres queridos porque claramente se colaron a los planes de ambas, no se negaron porque sabían que el viaje sería más divertido aún.

Lo mejor era que, Hermione había cumplido con ir en búsqueda de sus padres, le devolvió sus recuerdos y los puso al corriente de todo lo que había pasado ¡Fue mucha información para los pobres! Pero al final terminaron de procesar todo, y cuando les presentó a su prometida, esperaba que estos se enojaran, más sin embargo no fue así, fueron comprensivos y aceptaron a Bellatrix con todo y su pasado.

¿Y qué fue de la boda? Bueno, un desastre pero la pasaron bien.






Seis meses antes, Junio del año dos mil.

– ¡Draco! ¡Estás muy ebrio! -gritaba Narcissa.

Estaban todos en la fiesta, eran las once y cuarto y ya la mayoría de los invitados estaban borrachos.

– No me sorprende del joven Malfoy que esté en ese estado. -dijo Snape, parándose al lado de la menor de las Black.

– Severus, en vez de andar de chismoso mejor ayúdame a bajarlo. -gruñó Narcissa.

Draco desde que había descubierto la música pop no podía dejar de bailarla, y aquella boda de su tía y su amiga no fue la excepción para hacerlo, por lo que se hallaba bailando al ritmo de Cindy Lauper.

– ¿Y a este que le pasó? -preguntó Bella a su ahora esposa, mirando a Ron dormido en una silla.

– Seguro que ya se embriagó más de lo debido y se durmió, siempre le pasa. -se echó a reír y tomó la mano de Bellatrix, llevándola a bailar más.

Teddy también estaba allí, el niño estaba en la mesa de dulces comiendo de estos sin parar, mientras que Harry lo regañaba y amenazaba con decirle a sus padres, justo en eso llegó Tonks y tomó al niño en brazos, comenzando a regañarlo por excederse con el consumo.

La boda se había convertido en un lugar de puro descontrol, pero la pasaban bien y era lo importante.

– Ya sabía yo que iban a terminar juntas. -dijo Minerva McGonagall, sentada al lado de Albus.

– El amor cambia a las personas, Minerva. -respondió.

Sin duda era el mejor día para la duelista y su bruja, un día inolvidable.








Diciembre, mes actual

– ¿A qué otro lado iremos? -preguntó Hermione, mirando a los demás que ya estaban esperando en el lobby del hotel para irse, se encontraban en Roma, Italia.

– Visitemos Dinamarca. -sugirió Bellatrix y todos asintieron.

– Estoy de acuerdo. -respondió Narcissa.

Al ver la aceptación, no dudaron en aparecerse allí, lo cual fue complicado por las ganas de vomitar después de hacerlo, sin embargo todo estaba en orden.

– ¡Pero que bonito lugar! -exclamó Rodolphus, quien tomó del brazo a Andrómeda para ir a recorrer.

Todos se separaron e hicieron lo mismo, querían dar visitas a ciertos lugares de allí, así que se dispersaron. Hermione y Bellatrix se quedaron juntas, dispuestas a dar un recorrido por un lago que estaba allí.

– Jamás pensé que estaríamos así. -confesó Bella.- Tu sabes, fui la loca que odiaba a los sangre sucia, hice muchas cosas malas y llegué a pensar que no tendría oportunidad de ser feliz.

– Pero ahora la tienes, Bella, y estoy feliz de que estamos así, las dos juntas, disfrutando al lado de nuestros seres queridos. -la castaña se abrazó a ella y le sonrió.

– Eres mi linda brujita, te adoro. -le besó la frente.

Ambas se dieron un beso cargado de amor, porque al fin estaban en paz. Ya no había guerra, ni gente que quisiera dañarlas a ambas, ahora sólo había paz y una tranquilidad enorme. La felicidad no cabía en el pecho de ambas.

– La felicidad que me das no se compara, eres mi rayo de luz.

Bellatrix sonrió por aquello que su esposa mencionó, la detuvo para así no seguir caminando. Y la besó; la besó como si su vida dependiera de ello, no, más bien su vida dependía de un futuro al lado de Hermione, aunque no fuera la más expresiva, quería estar al lado de ella hasta el final de los tiempos, quería su compañía incluso si había tempestad.

Para Hermione era igual, lo único que necesitaba para ser feliz era estar al lado de su adorada Bellatrix, su rayo de luz.

Hermione y Bellatrix pensaban que el amor era de un rojo, un rojo ardiente, pero no. El amor era dorado, como la luz del día.





Agradecimientos:

Ay amistades, de verdad muchas gracias por haber leído esto, me hizo mucha ilusión y ahora mismo estoy muy contenta. Me hicieron inspirarme demasiado, y aunque la historia fue corta me divertí mucho escribiéndola, el amor es muy lindo y todas las personas merecemos sentirlo, incluso las más caóticas. ❤️

De verdad muchísimas gracias, y espero puedan pasarse por mi nueva historia que es "Agosto" que está en mi perfil y ojalá les guste muchooo.

BUENA VIDA PARA TODOS Y TODAS ❤️

– Helen <3

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 | 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora