capítulo 15.

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– Cissy, no sé como disculparme. -suspiró una cansada Bellatrix, mientras se acurrucaba suavemente en aquél sofá tan cómodo que tenía su esposo.

– Que tu corazón te diga, Bella, dile todo lo que sientes.

– Es que no quiere verme ni en pintura...

Narcissa la abofeteó por segunda vez.

– ¡Hey! ¿Ahora qué hice? -preguntó la duelista irritada.

– Tuviste coraje para asesinar a personas y cometer cosas atroces ¿Pero no tienes para disculparte? Si no fuera porque estás interesada en esa chica, diría que no tienes corazón.

– Cissy... No seas pesada conmigo ¿Qué te pasó? Siempre te daba igual lo que hacía. -reprochó Bellatrix de manera infantil.

– Ya no voy a quedarme callada, Bella, ahora escucha... Creo que vas a necesitar ayuda.

– ¿Cómo cuál?

– Mi ayuda, tía Bella.

Ese había sido Draco, quien iba entrando a la sala con una sonrisa amplia, parándose cerca de sus dos mayores.

– ¿Tú vas a ayudarme? ¡Pero si te cae mal! -sin duda Bella se sentía confundida por lo que estaba pasando.

– Ya no, ahora si me dejan hablar... Voy a explicar el plan. -el rubio tomó aire, y posteriormente sonrió.- voy a ir con Dumbledore y la profesora McGonagall a pedirles que me dejen ser ayudante de la clase que da Granger, y así voy a ir pensando como convencerla de que te perdone.

– Draco, diría que eres un genio pero tu idea es un estupidez. -confesó la azabache.- ¿Crees que ella será capaz de perdonarte por el infierno que le diste en sus años escolares?

– ¡Bella! No trates de tonto a mi hijo.

– Déjala, madre. -Draco se colocó frente a su tía, y la miró.- Sí, fui cruel con ella, pero al menos no recurrí a torturarla y dejarle una marca; aclaro que no justifica mis actos ¡Para nada! Pero si perdonó tus atrocidades, que no intente al menos tolerarme.

Bellatrix enmudeció, no se esperaba aquella respuesta por parte de su sobrino, definitivamente estaba madurando –aunque se tardó– y no podía desaprovechar aquella oportunidad.

Sólo suspiró, y asintió.

– Está bien, pero si no funciona ya veré la forma de vengarme. -respondió la duelista.

– ¡Perfecto! En vista de que aceptarías, hace unos mintos envié la carta donde solicito el puesto para asistente de Granger, y aunque me pesa un poco el pedir ser inferior, todo sea por ayudarle tía Bella.

– ¿Qué? ¿Tan rápido redactaste eso? -cuestionó Narcissa.

– Rodolphus me ayudó. -respondió Draco.

– Draco definitivamente eres tonto como un Malfoy ¿Por qué aceptaste ayuda de alguien como Rod?

Bellatrix rodó los ojos y se recostó en el sofá, aprovechando que era bastante largo.

A esta mujer le encanta subestimar, no fuera ella porque allí si se podría a rechistar... -pensó el rubio.

– Draco... -susurró su madre regañandolo, claramente logró escuchar sus pensamientos.- Tienes una mente ruidosa.

– Perdón, madre.

– Bien Malfoy, confío en que harás un buen trabajo, suerte con Granger. -mencionó Bellatrix, cerrando sus ojos.

– Olvidé mencionar... Me tendrá que dar algo a cambio, tía Bella.

El chico hurón sonrió con malicia, la duelista sólo pudo abrir los ojos e hizo una mueca, para después rodar los ojos.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 | 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora