capítulo 8.

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“Bebe la dulce decadencia
No puedo decirte que no
Y me he perdido por completo y no me importa,
No puedo decirte que no.
No debería dejarte conquistarme por completo,
Ahora no puedo dejar ir este sueño,
No puedo creer lo que siento,
Suficientemente bien,
Me siento lo suficientemente bien”.

“Good Enough” - Evanescence

– He de admitir que todo esto me sorprende de ti, Bella.

– Créeme que jamás pensé que esto me pasaría, Andi, es muy nuevo en mi vida.. –murmuró una Bellatrix muy inquieta.

– Bueno mi querida hermana, la verdad que me alegra el hecho de que acudiste a mi para esto, lo más probable es que si hubieras ido primero con Cissy ya te hubiera matado. –bromeó Andrómeda, por lo que Bella solo puso mala cara.

– Oh vamos, sabes que tengo razón.

– Y sí la tienes, Andi. ¿Entonces Nymphadora sabrá como ayudarme también? –cambió de tema rápidamente, pues necesitaba respuestas.

– ¡Por supuesto! Ella y Hermione se conocen muy bien, incluso pasan tiempo juntas aquí. Si no fuera porque está con Lupin y tienen a Ted, supondría que le gusta tu conquista.

– ¡Andi! No digas eso que me siento rara..

Bien, Bellatrix comprobaba cada vez más lo que Hermione le hacía sentir, y no era algo agradable en pensar que su sobrina podría desarrollar sentimientos hacia ella. Si bien era sumamente posesiva cuando algo le pertenecía, más sin embargo Hermione no era un objeto y por ende tampoco suya, ella ya estaba con el estúpido de Weasley, pero algún día lo sería aunque no fuera algo material, la deseaba; deseaba conocerla en su totalidad, conocer sus pasatiempos favoritos, conocer sus fortalezas y debilidades. Claramente no se aprovecharía de los puntos débiles de Hermione ¡No podía y no quería! Sin duda la bruja menor la tenía bajo un hechizo y no precisamente lanzado por ella, simplemente la vida se estaba encargando de que por lo menos una vez lograra sentir amor, pero de verdad, no como el amor familiar o la extraña devoción tan caótica que tenía al señor oscuro. Por unos momentos pensó en la situación de Granger con el pelirrojo, una sensación ardiente se formaba en su estómago, provocándole ciertas náuseas de tan sólo pensar en ello, no le agradaba para nada. Sin duda estaba completamente celosa en esos momentos.

– Soy una celosa de mierda... –murmuró Bellatrix, comenzando a ponerse de mal humor, levantándose bruscamente y llevando las manos hacia su sus rizos, apretándolos con fuerza.

– ¡Bella por Merlín! Mantén la calma o voy a recurrir a un medio muggle que te servirá de mucho. –dijo Andrómeda algo exaltada por la reacción de su hermana mayor.

– ¿Qué? –preguntó Bellatrix algo confundida.

– Básicamente ella iba a golpearte para hacerte entrar en razón y calmarte.

Quien habló fue Ted Tonks, el esposo de Andi quien se había mantenido en completo silencio mientras miraba y escuchaba la charla de ambas hermanas. La duelista se tensó un poco y volvió a sentarse, suspirando bastante pesado, volviendo a calmarse.

– Bella, si piensas que el problema aquí es Ron Weasley... Él le contó a mi hija en el ministerio que terminó con Hermione, obviamente en buenos términos y siguen siendo amigos. Por favor cálmate un poco y deja los celos, estás en el momento perfecto para ir tras ella.

– Andi, aprecio mucho tus palabras pero no tengo mucha esperanza. ¡Soy horrible! No confía en mi, le dejé una marca que a propósito quedamos de que hoy se la quitaría... Pero igual la lastimé al igual que muchas personas, ella es tan empática que me odia por el simple hecho de existir aunque no lo demuestre, ella es muy amable como para mí que soy una loca, celosa, psicópata, con problemas de ira, no por ser hermosa significa que sea la mejor. –la azabache estaba cansada, su mente se agotaba ante tales pensamiento lo cual terminaba siendo estúpido, era Bellatrix Lestrange, no podía caer tan bajo culpándose a si misma.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 | 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora