De todo lo que la vida le pudo enseñar, solamente le mostró lo frágil que puede ser.
El segundo hijo de la familia, nacido en un hogar amoroso en la ciudad de Kanazawa, junto a su hermana mayor Tsutako Tomioka amaban que sus padres los llevarán a visitar a su abuelo el señor Urokodaki en la ciudad de Tokio, un veterano pensionado del ejército y un gran maestro en el arte del Kendo.
Poder transmitir en su joven nieto sus posturas con la espada, verlo sonreír y disfrutar de su joven vida. Daría lo que fuera para volver a verlo así.
Había pasado un año desde que la familia Tomioka tuvo un accidente automovilístico, tras la perdida de sus queridos padres Giyuu quedó bajo la tutela de su abuelo, el visitaba todos los días a su hermana en el hospital, la cuál postrada en cama estaba en un estado vegetativo, muchas veces el se quedaba con ella en las noches, aferrado no quería que la vida se la arrebatará, poco a poco la sonrisa de Giyuu fue desapareciendo y aunque su abuelo lo apoyaba siempre, su depresión no lo dejaba ver el cariño de los demás.
No le gustaba agobiar a las personas con sus problemas, nadie a excepción de Sabito sabían de ésto, quien siempre animaba a Giyuu a no perder la esperanza de que un día su querida hermana vuelva a despertar.
- Vamos Tomioka, anímate, ¿no crees que a tu hermana le gustaría verte sonreír? -
- Ya no hay días felices Sabito, solo días, eso es todo - pensaba, mirando al cielo todos los días preguntaba por que a él le pasó esto - pero mejor dime, ¿Cómo te fue en tu cita? -
- Bueno, es una chica muy linda y divertida - sonreía - espero volver a invitarla a salir -
- Sabes, no me parece bien que salgas con ella, es menor a ti -
- Ah, vas de nuevo con tus malos pensamientos, solo son tres años Giyuu, bueno, como yo no tengo una novia de mi misma edad como tu -
- Kanae no es mi novia -
- Aún no, pero vamos dale una oportunidad - sacando Sabito de su bolsillo le entrego un cupo a su amigó - mira este cupón es para un postre gratis en la cafetería del parque, invitala y pasen una linda tarde juntos -
Esa tarde en el receso Giyuu se atrevió a invitarla a comer, Kanae estaba muy emocionada, en su habitación se vestía y arreglaba, dudosa e inquieta no sabía que usar, vestido tras vestido volaban de la habitación y tras encontrar uno que la adornaba como la bella flor que es fue con su hermana para saber cómo se veía.
- Que te parece Shinobu, ¿Me veo bien? -
Sin saber las emociones que la pregunta provocaba en su hermana menor, ella con una sonrisa apagada solo pudo responder que sí.
- Tomioka-san - gritaba a lo lejos Kanae.
Giyuu la esperaba, tan animada ella daba brincos en la cera, girando y luciendo su vestido.
Recibiendo su compañía, de su boca salieron una pequeñas y simples palabras que provocaban la alegría de ella.
- Te vez linda -
- Giyuu - cubría su rostro con sus manos, no quería que el viera su sonrojo - gracias, que tu me digas eso me hace muy feliz -
La tarde pasaba, Kanae tomaba a Giyuu del brazo mientras caminaban, ello lo convenció a subirse a los juegos del parque, los dos se columpiaban y el rostro de Giyuu parecía brillar una pequeña sonrisa, llegando la hora de comer el la llevo a canjear el cupo y sentados a la mesa disfrutaban de su postre.
- ¿No le gustaría comprar una rosa para la señorita? - dijo el mesero trayendo consigo un ramo de flores.
Aceptando la propuesta, Giyuu le entregué la hermosa flor a Kanae, ella más enamorada que nunca la olía y acariciaba como si del rostro de el se tratara.
La puesta del sol se asomaba y Giyuu se despidió de ella, aún el solo haber pasado un rato juntos, ella lo atesoraba en su corazón.
Shinobu
Entraba dando brincos por la sala, la felicidad de mi nee-san adornaba su rostro, ella me contó su cita con Tomioka, cada palabra y detalle hacía que mi corazón se comprima, ver como ese idiota la hacía felíz a ella, yo... Yo envidiaba su felicidad.
En mi habitación frente al espejo me solté el cabello, que tenía ella que no tenga yo, colocándome dos broches en mi cabello como mi hermana quería ser ella, pero aún que quisiera somos muy diferentes, ella es más linda y cariñosa, es más alta y siempre deslumbra al mundo con una sonrisa, pero yo, nunca podría ser como ella.
Bajaba la noche y mi padre se quedaría hasta tarde en el trabajo, me ofrecí a llevarle de cenar al hospital, mientras esperaba en la sala se acercaba el, no lo podía creer, quería saludarlo pero mi conciencia no me lo permitía, se acercaba a la recepción para anotar su salida, ¿Estará enfermo? ¿Llegó a visitar a alguien?.
Volvía a casa, sentada en una parada de autobuses cubría mi rostro con mis manos, quería llorar, el hecho de que él le dijera que era linda, que le regalara flores, yo quisiera que fuera a mí, quería llegar a casa y morirme en mi cama, hasta que en mi tristeza sentía el calor de alguien en mi espalda.
- Ten usa esto - estiraba su mano para entregarle un pañuelo - ¿Estás bien? -
- Tomioka ¿Que haces aquí? - de verdad la vida me quiere torturar tanto pensé -
- Salí a caminar un rato - no dejaba de verla, sus ojos violeta lo atrapaban - pero dime, que tienes ¿estás bien? -
- Si, no es nada, solo tengo muchas cosas en mi cabeza es todo -
- Sabes está oscureciendo, ¿quieres que te acompañe a casa? -
Tal vez este podría ser un buen comienzo, aceptando su palabra el subió conmigo al autobús, aún que el no hablara yo agradecía su compañía, bajando a mi destinó mientras más avanzada era la noche la temperatura bajaba, abrace mis brazos y los talle para calentarme y cuando lo mire el cubrió de mi con su suéter, mi rostro rojo como el carmesí se calentó, poco a poco sentí como la confianza volvía a mi y mi corazón latía más y más.
- Eh Tomioka-san, no crees que mi Nee-san se enojara si ella te ve cuidándome - decía con voz burlona.
- No tiene porqué - mirándola a los ojos le respondió - yo y ella no somos novios -
Acaso era está una señal, aun tenía oportunidad, pero llegamos a la puerta de mi casa y no quería decir nada estúpido y arruinar todo.
- Kocho, tienes un brillo muy hermoso en tus ojos, y si esas lágrimas son por qué alguien te lastimó quiero que sepas que no se merece ni una gota de ellas -
Quería decir muchas cosas, quería lanzarme y caer en sus brazos, quería que supieras que estás lágrimas son por ti. Era el momento de decirnos adiós ya estaba por entrar a mi casa pero quise hacer algo de lo que no me quiero arrepentir, corriendo hacia el me estire dándole un beso en su mejilla.
- Gracias Tomioka-san, por traerme a casa -
Corrí a mi habitación y me encerré en mi cuarto, ¿estuvo bien lo que hice?, Mi cabeza pensaba en el y en mi nee-san, por favor Kanae, perdóname.
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Elígeme a mí [Giyux?]
FanficKocho Shinobu es una joven de 14 años que asiste a la secundaria Kimetsu junto a su hermana Kanae de 17, pero a pesar de tenerle un gran cariño a su hermana mayor ella está enamorada en secreto de su compañero, el cual ella sabe que su hermana tambi...