VIII

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Un corazón que siempre vera por tu felicidad

La mañana había comenzado y con ella la escuela, donde un serio y desvelado azabache llegaba tarde a sus clases, su rostro tan frío y serio el cual no reflejaba emoción alguna, parecía que aquel chico vulnerable había desaparecido tras esa fachada, ese corazón frío que solo ella podía llenar de calor.

- Giyuu-San, se que debes estar cansado, por favor toma esto, te prepare un poco de chocolate caliente está mañana para que puedas recuperar energía - Decía Kanae.

- Gracias Kanae - el acercando su cuerpo a ella la atrapó en un abrazo - Gracias por siempre estar a mi lado -

Su cuerpo tan suave y cálido hacía olvidar sus problemas, ella tomo su rostro y abrazándolo contra su pecho acaricio su cabello, su amor florecía como las rosas mientras ella cuidaba de su felicidad.

- Giyuu-San - susurrando su nombre ella beso su frente.

La tarde avanzaba y una oscuridad  adornaba el cielo, las nubes grises  cargadas de agua comenzaban a reventar, la hora de salida llego y era inevitable el no mojarse, todos corrían bajo la lluvia para salir de la escuela, pero el solo camina como si fuera uno con el agua.

- ¡Giyuu-Kun, por favor espera! - corriendo por los pasillos ella gritaba.

Tras voltear sus miradas volvieron a ser conectadas nerviosa se acercaba a él bajo aquella lluvia.

- Espera, no te mojes por favor -

Acercándose a su pequeño cuerpo, empapado con su piel fría tomo su brazo para llevarla al pasillo y se alejo de ella.

- Giyuu por favor perdóname, yo no quise decir eso - Arrepentida, sin siquiera poder mirarlo de frente ella se disculpó.

- Está bien, no tengo porque enojarme - mentía, su alma quería gritar.

- Giyuu, vamos a casa - tomando su fría mano se aferró a él.

- No - protesto - puede que te perdone, pero eso no quiere decir que deseo estar a tu lado, dime Shinobu ¡Dónde estabas cuando más necesitaba de ti, dónde estabas para decirme que todo saldría bien!, no se porque me enamore de ti, si siempre eres la persona que más me hiere con sus palabras -

- ¡Giyuu, por favor!, yo yo cambiaré, por ti - volviendo a aferrarse a su mano mientras sus ojos brillaban en lágrimas.

- No Shinobu, será mejor que me retire, ten un buen día -

Dejando su mano se alejo de ella bajo ese cielo gris, las gotas de lluvia no eran las únicas que caían al suelo, estás eran la tristeza de dejar un amor atrás, de liberar sin querer libertad.

La soledad de su hogar era la peor compañía, miraba el teléfono deseando encontrar una notificación de ella, pero no eran más que segundos eternos que lo atormentaban.

El timbre sonó en la puerta, era tarde y quizás su abuelo había regresado, en ese día gris el sol toco a la puerta, una hermosa Kanae con una bolsa en las manos.

- Giyuu-San, se que no has comido bien, quise venir yo misma a prepararte algo de comer -

Colocándose su mandil Kanae empezó a cocinar.

- ¿Que vas a preparar Kanae-San? - Curioso ante la presencia de ella se acercó.

- Es una sorpresa sí, por favor espera en la mesa-

Impaciente, el aroma en la cocina era dulce que conducía a descanzo, llegando ella con los platos a la mesa, dónde Giyuu esperando nervioso por saber cuál era la sorpresa de Kanae.

- Taraaa, pruébalo me dijeron que es tu favorito -

El rostro opacado del azabache brillaba como el oro mismo, Kanae amaba esa sonrisa verlo feliz y comiendo como un niño, con pequeñas migajas en su rostro.

Al estar con ella su corazón dolía, sus manos temblaban al contemplar su rostro y su hermosa sonrisa, levantando los platos de la mesa Kanae los llevo al lavado, colando de nuevo el mandil en su cuerpo el cual le acomoda perfectamente en su cintura, Giyuu no dejaba de contemplar su hermosura, nervioso por sus pensamientos se levantó caminando hacia ella.

Rodeando su cuerpo entre sus brazos y recargando su cabeza en su hombro, el rostro de Kanae brillaba como el carmesí, poco a poco sus miradas se encontraron, quedando frente a frente sin separarse de el, sus manos de Giyuu comenzaron a subir al rostro de ella, sus labios rojos y suaves chocaron con los de el.

Lentamente sus labios se devoraban, el calor que emerge de ambos los obligaba a explorar más, el mundo se detenía para ambos, al ritmo en que el agua caía en el lavado la intensidad de ellos aumentaba.

- Giyuu, por favor -

Separando su rostro de el dejando su cuello expuesto, dónde tomo la oportunidad para probar más de ella, sus labios comenzaron a besar y con su lengua la acariciaba, dejándose llevar por la lujuria logrando morder su cuello.

- aaaah! -

Al escuchar su pequeño grito el soltó de ella.

- Lo siento no, no quise lastimarte - nervios con el semblante rojo, no podía mirarla a la cara.

- Está bien yo, creo que mejor me retiro -

Agarrando sus cosas Kanae tampoco miraba el rostro de Giyuu, solo quería salir corriendo de ese lugar. Giyuu estaba muy preocupado, en su mente imaginaba que ella ya nunca más quería volver a verlo que apartir de ese momento lo odiaba por sobrepasarse.

- Kanae por favor, perdóname - tomo de su mano antes de salir por la puerta.

Con un pie fuera de la casa, Kanae se detuvo y miro al rostro de el, acercándose más en su oído.

- No te disculpes, no hiciste nada malo, te prometo que la siguiente vez yo estaré lista -

Dejando un beso en su mejilla se despidió de él, su corazón de ella latía tan fuerte que solo corrió hasta llegar a casa.

Al llegar la pequeña Shinobu están, encerrada en su habitación, abriendo lentamente la puerta la miro en la esquina con las piernas cruzadas mientras escuchaba música.

- Que ¿Acaso vienes a decirme que le encanto la comida? - respondió Shinobu molesta pero con un tono triste.

- No, solo quería darte las gracias por el consejo del Salmón con Daikon, bueno adiós hermanita -

Molesta Shinobu lanzo una almohada contra su hermana, pero está ya había cerrado la puerta, ella quería verlo pero su orgulloso corazón se lo impedía, en su mente solo volvía la imagen de ellos dos juntos.

Elígeme a mí [Giyux?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora