Capítulo 8°.

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Aquella fiesta, marcó un antes y un después en las relaciones de algunas personas. Unas relaciones que se verían reflejadas un lunes, uno que caía justo en la semana que se celebraba la noche de muertos. Sí, treinta uno de octubre, que dependiendo del país en el que te encontrabas se celebraba de una manera u otra. Pero aún quedaba unos días para que llegara aquel momento. Y aún así, ya estaba siendo anunciada la dicha con la decoración que colgaba por los pasillos, desde las clásicas calabazas con cara "espeluznantes" hasta carteles que anunciaban la famosa fiesta se disfraces que se celebraba cada año. En la que todos los alumnos eran invitados, pero dónde alcohol solo era consumido por los mayores de edad. Evitando cualquier repercusión o futuros accidentes, dando esa imagen de glorificación al instituto, una en el que todo estaba hecho a medida, incluso las fiestas.

Ahora solo empezaba ese lunes, que demostraría lo que una simple fiesta de adolescente podía llegar a causar. El efecto mariposa, como dirían algunos, o acción reacción. El caso es que mucho de lo que se provocó en aquel chalet fue efecto del alcohol que bien sacaba a relucir comportamientos que dichos chicos tenían en lo más profundo de si, dando como resultado que solo hicieran tonterías como jodidos críos o sacaban sus sentimientos más profundos, sentimientos que jamás sacarían estando sobrios bien por timidez o porque eran un témpano de hielo.

En ese momento unos de los invitados de aquella fiesta que acabó con la policía entrando en el chalet, pero que para su suerte no estaban presentes cuando eso pasó. Aquellos chicos eran Gus, Willow y Luz, siendo breves en sus nombres.En el epicentro estaba Willow, nerviosa, temblando, algo inusual en ella. Aunque la chica fuera bastante tímida, pocas veces demostraba que sus nervios se salían de control,porque sí, más de una vez lo hacían no siendo exteriorizados y si lo hacían era con el más absoluto silencio. Esa Willow, silenciosa ahora flaqueaba en sus pasos, a la par que sus labios parecían danzar en su boca, con sus hombros totalmente tensos. Estaban de camino a clases, a escasos metros muy escasos metros de la puerta al infierno, como lo llamaba Luz. Y que ahora también compartía aquel nombre con Willow, aunque los motivos eran distintos, ya que lo que le preocupaba a la chica de anteojos era encontrarse con cierta teñida y su grupo de amigas.

Ese viernes noches que todos envidiaban, fue algo "mágico" para Willow. Sí, era extraño, ilógico, no tenía ningún sentido...no, hasta que Willow narró lo que le pasó os chicos.a sus dos mejores amigos.

Al parecer Boscha se había disculpado con lágrimas en los ojos por todo lo que le había hecho durante todos esos años, que se arrepentía por haberse comportado como una cría por no saber cómo acercarse a ella. Y bueno, a la chica le cogió con las defensas bajas y como no una cosa llega a la otra...hasta acabar liándose entre ellas.

Aunque Gus y Luz la entendían y empatizaban con ella, no quitaba que aún estuvieran en shock y con explosiones en su cabeza por lo que había ocurrido.

- Pero...¿tú quieres estar con ella? - Ahí estaba una de las grandes cuestiones, hecha por Luz, al fin y al cabo. Lo que había pasado en ese chalet se quedaba en ese chalet, y de ahí no salía.

- Quiero conocerla, es decir, ella me contó cosas, cosas personales. Y...- Antes de que pudiera seguir hablando, Gus levantó su índice ante los ojos ajenos.

- Y... te gusta la bravucona de Hexside. Esto se considera una traición Willow Park, encima que te lías con ella en la fiesta, lo cual podíamos llegar a perdonar, encima... quieres que las cosas vayan a más. - Puede que las palabras del chico sonaran a enfado y decepción, él no se sentía así, y ambas chicas lo sabían, demostrándolo con sus labios curvados.- Esto no es tema de risas. Traición, Willow, traición.- Recalcó aquella palabra repitiendola sílaba por sílaba.

Aunque Gus estuviera indignadisimo, tanto a Willow como a Luz, no pudieron evitar que se les escapara las carcajadas, otra cosa no, pero al menos aquella actitud había relajado a una de las chicas más tímidas de Hexside. Hasta que tuvieron que entrar en el aula, el profesor aún no había llegado, pero quienes sí estaban ya sentadas en sus respectivos asientos eran Boscha y su grupo de amigas.

Instituto Hexside.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora