Capítulo 7º.

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Luz arrastró a una Amity medio mareada hasta la playa, donde la latina frenó en la arena, para caer de culo en ella. Estaba algo cansada, sus dedos se hundieron en la arena mientras su pecho subía y bajaba, siendo observada por una Amity de frente, que cada vez se acercaba más a ella hasta que sus rodillas se clavaron en la playa, las manos de la chica atraparon las solapas de la chaqueta ajena.

Esta vez no la zarandeó, solo la observaba con sus ámbar que chocaban contra las orbes ajenas. Los dedos de Amity apretaron con más fuerza la chaqueta de Luz, sus labios se escondían entre sí y su mandíbula estaba tan tensa que en cualquier momento iba a romperse.

— Deja de hacer eso. Deja de proteger a las jodidas personas como si te fueran las vidas en ello. ¿Por qué coño lo haces, Noceda? ¡¿Por qué?! ¡¿Te crees que puedes salvar a todo el mundo?! — Con el ritmo que Amity hablaba, el tono de su voz iba aumentando hasta quedar en gritos, sus manos no podían apretar más la chaqueta de Luz.

Pero lo que dejó más en shock a la latina fue cuando vio como aquellos ámbar que brillaban como los ojos de un recién nacido, empezaron a ser inundados por lágrimas. Luz no sabía que hacer, solo se limitaba a observar y escuchar unas palabras, seguramente producidas por el alcohol.

Amity acabó a horcajadas encima de Luz, la cual por primera vez, la veía desde abajo, notando aún el calor de las lágrimas ajenas encima de ella. Y no solo lagrimas, también podía notar aquel aliento a ginebra...vodka...y a alcholes que no sabría detectar con el simple sentido del olfato.

— ¡No puedes salvar a todo el mundo, simplemente no puedes! — Puede que las lagrimas no pararan de recorrer sus mejillas, pero su voz no se quebró ni por un segundo, hablaba con tanta seguridad, tanta fuerza.... que nadie diría que estaba llorando.

Puede que justo en ese instante, fue cuando Luz se dio cuenta de que aquella chica no era un bloque de hielo vacío, que no era una adolescente malcriada en la alta clase, con problemas comunes que podía tener cualquiera y que intentaba esconder bajo una capa superflua de frialdad. No, Amity era mucho más que eso, y aquellas palabras con pura rabia y dolor se lo confirmaba, tal vez fue en ese momento que la curiosidad de Luz se despertó para querer saber más de ella, saber por qué albergaba toda esa rabia en su interior que nunca había visto estallar hasta ahora.

— Yo....—Luz estaba perpleja, por primera vez las palabras no le salian con la naturalidad y soltura que solía tener en sus palabras. No esta vez, estaba muda. Pero sacó fuerzas para agarrar las manos de Amity y quitarlas de aquel agarre.— No pretendo salvar a todo el mundo, ojalá pudiera, pero intento mejorar las cosas, o al menos evitar que empeoren. No...lo sé.— A Luz le tembló por unos segundos su voz, nadie le había cuestionado así, no a esa edad. Tal vez, de pequeña y siempre daba la misma contestación.— Aunque si pudiera, salvaría a todo el mundo.— Sí, aquella era la respuesta de una niña que no quería ver sufrir a personas inocentes, porque para ella, Amity no merecía tales tratos, puede que fuera muchas cosas, pero jamás merecería lo que aquel chico tenía en mente.

La mandíbula de la fémina se tensó aún más, sus dientes habían salido a la luz por pura rabia, ambas miradas estaban fijas una en la otra, en un combate que parecía no tener fin. Luz soltó una de las manos de Amity, para llevar la propia hasta las mejillas ajenas, intentando limpiar todas esas lágrimas. Un tacto que la chica no sé esperó y reaccionó empujándola contra la arena mientras ella se echaba hacia atrás.

Luz soltó un suspiro de alivio al librarse de aquel agarre de la ajena, se volvió a recolocar en la arena, sentándose de una mejor manera.

— ¿Quieres volver a la fiesta?—Luz intentó cambiar de tema, que aquello no afectara a Amity.

Instituto Hexside.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora