Capítulo 26º.

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Tras ese partido contra Glandus, la fiesta que iban a hacer era más que obvia, una fiesta que se pospondría tras ese baile en el que se finalizaba el año; los recuerdos, las tareas, las risas entre compañeros, las reprimendas de los profesores. Pero venían las gloriosas vacaciones, donde se crearían nuevos recuerdos, desde visitar lugares paradisíacos los más afortunados, hasta pasar las tardes en el parque con los amigos los que no tenían un destino fijo.

— Ahora si tienes que venir.— El brazo de Gus estaba enlazado en el cuello de Luz mientras confirmaba la asistencia de la latina.

— No puedo....— Los orbes de Luz rodaron a los rincones del pasillo.

Puede que fuera la doceava vez que repitia dicha frase, con el mismo tono. Un tono de frustración y cansancio. Frustración por el hecho de que si quería ir a dicha fiesta, deseaba asistir, tener ese baile de graduación, invitar a Amity como su pareja, beber con sus amigos en la playa, despedirse de sus compañeros no tan allegados, tener esas fiestas que más de un adolescente desea. Y cansancio, por la insistencia del chico por su compañía, lo cual en realidad, agradeció en sus entrañas.

—¡Luuuz! — Su nombre fue arrastrado con algo de reproche— Después del baile nos iremos a la playa de fiesta— Las manos de Gus empezaron girar sobre sí sin llegar a tocarse en forma circular mientras movía sus caderas, a la par que sus hombros, en una especie de baile, el cual solo provocó que las comisuras de Luz se alzaran.

— Que no puedo.... ni siquiera sé a qué hora acabaré de trabajar.

— Cobarde....— La voz de Gus decayó en un susurro.— ¡No habría esta fiesta si no fuera por tu última jugada! ¡No creo que tengas que trabajar toda la noche! — Pero ese susurro, solo duró un par de segundos, los suficientes para que encontrara un nuevo argumento para que Luz asistiera a dicha fiesta.

— Gus tiene razón, eres como la anfitriona.

Al parecer, ahora sus dos mejores amigos se habían puesto de acuerdo para ofrecerle una bonita encerrona, en la que, siempre ponía la misma excusa. Hasta que las palabras por parte de la latina, se transformaron en suspiros. Quería salir de esa situación, y al parecer el que estaba ahí arriba, del cual renegaba su existencia, la escuchó.

Ahí estaba ella, destacando como siempre, con su cabellera aguamarina y sus actitudes prepotentes; esa forma de caminar, en la que sus caderas danzaban por los pasillos, arrebatando más de un suspiro y unas orbes, dando como respuesta esas miradas que lanzaba a todo aquel que se interponía en su camino. Y por supuesto, en compañia de sus amigas, que iban a la par. Como iguales, pero para la latina, la que iba entre ambas chicas, era la verdadera protagonista. Una de sus comisuras se alzaron.

— Bueno, ya veremos lo de la fiesta ahora tengo algo que hacer.

La esperanza se iluminaron en los ojos de Gus con dichas palabras, un gesto que provocó unas carcajadas en la segunda chica del grupo. Luz se despidió con un simple gesto de su diestra, para empezar a encaminarse hacia esa reina, o al menos así la consideraba. Pero a pocos segundos de haberse despedido de sus amigos, notó un tirón de su brazo. Uno que fue envuelto.

— Lu...— Su nombre no fue sonado al completo, no hacía dirigir su mirada para saber quién era.—¿Podrías ayudarme con filosofía?

Efectivamente, como había previsto desde un primer momento era Alina, sus orbes pasaron primero por la chica ofreciéndole una sonrisa algo forzada, para volver su rostro a Amity. La suerte que tuvo en un principio, desvaneció, ahí estaba sus dorados sobre ella. Unos preciosos orbes, opacados por los celos, su ceño estaba fruncido, como nunca. Acabando por relajarse y apartar su mirada de ella, elevando su barbilla con orgullo.

Instituto Hexside.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora