Capítulo 14º.

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La llave encajó perfectamente en la cerradura de su hogar, fue un simple giro y empujón para tener más de un par de orbes sobre ella, temía encontrarse con sus queridos progenitores en la entrada pero aquella opción era mucho peor. Eran sus prójimos, los que compartían su misma sangre, sus queridísimos y odiados hermanos. Que la miraban con una sonrisa fuera de lo común, una pilla, traviesa intentando sacarle una conversación, a la par que aquellos ámbar la analizaba de pies a cabeza.

Los rostros de ambos hermanos acabaron atrapando el de Amity, entre mejilla y mejilla, sin llegar a desaparecer aquella sonrisa. La paciencia de la más pequeña de los Blight, culminó empujando a ambos chicos a los lados.

— ¿¡Qué os pasa!? — El tono de Amity, fue alto de enfado.

— ¿Y esa chaqueta?—El índice de Edric apuntó a aquella chaqueta que Amity aún llevaba consigo. Provocando que las mejillas de la que apuntaban empezarán a arder.— ¿No es la que trajo la chica del otro día? No me digas que....

— Es mi culpa, Edric, o sea, mira que hermana tiene.— La mano de Emira pasó de su propia cabeza hasta sus piernas—. Claro que se iba a desviar al camino oscuro. Tranquila mittens, yo te apoyaré en estos duros momentos que estás descubriéndote y en darte consejos en el amor con esa chica mala.

— Eso eso, y si te llega a romper el corazón se lo verá contra tu valioso y apuesto hermano mayor Edric Blight. —Ahora el pulgar del propio Edric el que se apuntaba a sí mismo, con una sonrisa intentando poner su mejor postura de caballero.

La más pequeña de los Blight observaba a sus dos hermanos mayores con un tic en su ojo, ambos alardeando de su actitud de buenos hermanos, soltó un largo suspiro sin hacerles caso. Para ahora tomar esas largas escaleras en las que sus barandillas estaban esculpidas en roble, unas escaleras que no parecían tener fin al igual que los pasillos de la segunda planta. Pero que entre todos esos caminos que quien no conociera su hogar, se perdería, estaba su habitación, donde no dudó en cerrar la puerta tras de sí.

Amity cayó redonda en su cama, aún con la ropa que había estado utilizando ese día, y con su nueva prenda. Se quitó la gomilla que amarraba su pelo, dejandolo ahora completamente suelto, sus manos fueron a parar aquella chaqueta que no dudó en acariciar.

— "Es tan suave, sorprendentemente cómoda y...."— Su olfato se afinó deleitándose del aún aroma de su antigua propietaria.— "podría acostumbrarme a esto...."— Sí, sus mejillas se teñían del más puro carmesí solo al pensar en ella, en esa chica, que sorprendentemente aunque no haya sido su primer beso, ni estuvieran en una relación formal, había llegado más lejos que muchos; rozando su frío corazón con las yemas de sus dedos, derritiéndolo con cada sonrisa, cada acto.

Estaba totalmente absuelta en el paraíso de sus pensamientos, que ella misma se había metido, que no sintió el sonido de las bisagras. Solo fue la puerta volviendo a cerrar lo que provocó que sus ambar buscarán al causante, o mejor dicho, la causante. Ya que quién había entrado en su habitación era su única hermana, Emira. Amity recobró la postura sentándose en su cama, con sus pies cruzados entre si y con sus orbes en blanco.

— Ahora que pasa.

— Vengo en son de paz, hermanita, lo prometo. — La diestra de Emira se elevó intentando dar aquella confianza que parecía faltarle con ella en ese momento. — Venía a hablar contigo.

La mayor de las Blight, se tomó la libertad para sentarse al borde de la cama de la más pequeña, teniendo en cuenta que ésta, estaba justo en el epicentro, aún en aquella posición, aunque ahora algo desconcertada por esas palabras que sonaban tan serias, algo raro en ella.

— El otro día pude oír como madre te echaba la reprimenda del año, por juntarte con cierta chica, y creo que si mis sospechas son ciertas es la misma que vino a casa a buscarte y la que te ha dado la chaqueta, ¿cierto?— Aquella pregunta dejó a una Amity algo boquiabierta, porque sus sospechas no habían fallado, es más habían dado de pleno.

Instituto Hexside.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora