12: Estancia en Raíz

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Naruto empezó a abrir los ojos, estaba en una habitación oscura, a causa de eso sentía mucho miedo.

— Papá Kakashi... —El pequeño se sentó escondiendo su cara en sus rodillas.

— ¡¡Levántate!! —un ambú entró a aquella habitación— ¡¡acompáñame, comenzaremos con tu entrenamiento!!

— ¿Entrenamiento?

— ¡Claro que sí mocoso! ¿que pensaste? ¡Te trajimos acá, para entrenarte las 24 horas del día!

— Pero yo tengo hambre...

— ¡Comerás después! ¡¡ahora rápido muévete!!

Naruto siguió a aquel ambú, el cual le dio ropa nueva y un kunai, para luego empezar aquel duro entrenamiento, cada minuto para Naruto era terrible, estaba todo golpeado, tirado en el suelo, habían sido varios días de arduo entrenamiento, aunque el pequeño sólo recibía golpes, ya que era muy malo en ninjutsu y su taijutsu no era bueno, debido a que a su corta edad había dedicado más su tiempo a las travesuras, después de todo sólo tenía ocho años.

— ¡Este niño es un inútil! —mencionó Danzou golpeando el suelo con su bastón— ¡De qué le sirve tener ese poder si no puede controlarlo! ¡Encierralo de nuevo!

El ambú llevó a Naruto casi de arrastra, lo encerró en su habitación sin curarle las heridas, por suerte para Naruto sus heridas se curaban solas, debido a su chacra.

Danzou entró a su habitación, revisaba varios pergaminos que tenía sobre un escritorio.

— ¡¿En qué estaba pensando el cuarto Hokage, cuando le dio el kyubi a ese mocoso?! ¡A un completo inútil! —mencionó molesto tirando un pergamino al suelo— ¡y ese maldito sello! ¿Cómo pudo tener tiempo de asegurarlo bien? Aún así, debe haber alguna forma para quitarlo y entonces buscar a alguien más capacitado, para manejar el poder del kyubi... ¡Si sigue en ese mocoso será un desperdicio! No es correcto que un bueno para nada tenga ese poder.

Danzou se sentó volvió a revisar aquellos pergaminos, todo sello tenía su debilidad y él la hallaría.

Mientras que para Kakashi era un martirio, ya habían pasado varios días y aún no tenía respuesta del Hokage, no sabía cuánto tiempo más seguiría esperando. Observaba las cosas de Naruto en aquel apartamento, luego escuchó que alguien tocaba la ventana.

— ¿Qué quieres Tenzou?

— ¡El Hokage quiere verte!

— ¡Al fin! ¡Enseguida voy!

Después de cerrar el apartamento, Kakashi se dirigió a la oficina del Hokage, tal ves esa mañana ya tendrían una solución, y efectivamente luego de hablar con el Hokage se sintió mucho más animado, ya habían programado una reunión para que el hablará con el consejo, pero necesitaría ayuda, así que éste se dirigió a la academia, esperó hasta que las clases terminarán, después de todo la reunión sería al atardecer.

Cuando los niños empezaron a salir de la academia, él entró mientras iba por aquellos pasillos se encontró con alguien.

— ¡Kakashi-san! —Hinata hizo reverencia al verlo.

— ¡Hinata! Hola, ¿cómo estás?

— ¡Muy bien! —la pequeña agachó la cara empezando a jugar con sus dedos— sa...sabe ¿porqué naruto-kun... no se ha presentado?

— Bueno... —Kakashi se quedó un rato pensativo— Naruto ha estado en poco indispuesto, pero muy pronto volverá a venir.

— ¿Qué? ¿Pero qué tiene? ¿Está enfermo? ¿puedo verlo? —Ella empezó a preguntar muy preocupada— ¿está en el hospital?

Yo seré tu guardián.  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora