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Segundo libro: El príncipe es embajador.

Capítulo 16.


Rong Wang estuvo a punto de hacer su camino a través de las puertas de la habitación cuando Feng Ming se movió con la velocidad del rayo haciendo una barricada. Su velocidad de reacción era similar a la de un gato al que habían pisado la cola.

—¡No puedes entrar!

Rong Wang estaba desconcertado por su repentina insistencia.

—¿Por qué? —Preguntó con sus ojos clavados sobre su amante.

—Porque... porque... —Los ojos frenéticos de Feng Ming desviaban la mirada de Rong Tian, sus manos se movieron para dar unos toques a su frente cubierta de sudor.

—¡Eso es porque mi cama no es lo suficientemente grande para que los dos la compartamos!

Wang Rong observó la nerviosa reacción de miedo en el rostro de Feng Ming, era sospechoso de estar ocultando algo.

Rong Wang lanzó una mirada confusa fugaz a las puertas cerradas, y luego, como si de repente una idea hubiera llegado sobre él, una sonrisa amable pasó por sus labios.

—¿Es eso así? —Comentó antes de que él diera un paso hacia delante y acorralara al Príncipe entre él y la madera fría de la entrada.

Su mano grande se estiró para acariciar suavemente los labios de Feng Ming, antes de besar sus labios y echar a perder al príncipe con un suave beso. Alzó al joven en sus brazos.

De pie en frente de la puerta y con esa temperatura que se estaba convirtiéndolos en hielo, el magnetismo seductor de Rong Tian distrajo a Feng Ming rápidamente de su conciencia culpable y sus los motivos iniciales.

—Si la cama es impropia, ¿por qué no descansas encima de mí? —Con eso dicho, Rong Tian pateó las puertas abriéndolas de golpe mientras llevaba al Príncipe en sus brazos hacia el interior, dando zancadas hacia el dormitorio.

El aire caliente se movía como corrientes que abrazaban sus formas refrigeradas. La habitación era fragante y unos hilos de humo bailaban en el aire, debido al incienso que a diario Chiu Lan ponía.

Pronto la pareja estaba directamente enfrente de la cama en la que se encontraba Li Er establecido.

—La cama es lo suficientemente amplia. —El Rey juzgó, mirando hacia abajo a Feng Ming que estaba ubicado en el hueco de sus brazos. El corazón de Feng Ming podría casi saltar de su pecho, su rostro palideció.

—Siempre y cuando usted sienta que es lo suficientemente grande. —Interiormente, añadió: Sin embargo, con Tres habrá una multitud...

Las borlas delicadas destacaban las cortinas que colgaban en el marco de la cama dando lugar a la creación de un espacio privado cubierto dentro. Fue esta cubierta la que había prolongado la agonía.

Feng Ming observó a Rong Tian y su agarre en silencio mientras el hombre mayor se abría paso a paso más cerca de donde se gestaba una tormenta inminente, deletrear su destino sería tonto, así que oró en silencio: Dios, espero que Lie Er sea lo suficientemente inteligente como para escucharnos y hacer su escape rápido sin dejar rastro. Y que Rong Tian encuentre una cama vacía. ¡Tiene que ser una cama vacía! De lo contrario, seré hombre muerto...

Con los ojos cerrados y profundos en la oración, una voz suave y atractiva se escuchó desde detrás de las cortinas.

—El príncipe ha vuelto por fin, ¿por qué el príncipe ha estado fuera durante un período de tiempo tan largo?

Feng Yu Jiu Tian [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora