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Segundo libro: El Príncipe es embajador.

Capítulo 8.


Gui Sen casi destrozó las cortinas delicadas haciendo su entrada.

Feng Ming entró rápidamente después del hombre, sin embargo, antes de desaparecer tras la cortina, se detuvo y volvió la cabeza hacia atrás dando una mirada dirigida a la dama astuta, esa chica seguro les había dado una actuación digna de un aplauso.

Ni en sus cálculos más salvajes, ella había previsto que el Príncipe seguiría a Gui Sen como una sombra a lo largo de su intromisión y ya que sus ojos se encontraron con los de Feng Ming le dio una sonrisa maliciosa. Sin perder más tiempo invitó a los hombres a cruzar con ella los pasillos que se dirigían a la sala de la princesa.

Más allá de las cortinas, Feng Ming y Gui Sen ahora estaban de pie en el centro del gran patio, y derecho en la trayectoria del grupo estaba un edificio extravagante. El Oficial Xia se aclaró la garganta para anunciar a gritos la llegada de su príncipe. 

—An He Príncipe heredero de Xi-Rei, ha llegado a hacer una visita a su Tía Real. Con nuestro mayor pésame por la pérdida reciente de su alteza.

Los dos hombres y la comitiva del príncipe pasaron entonces a través de una pequeña puerta que conducía a la casa principal.

Nadie respondió a su anuncio, pero definitivamente había voces que salían de una habitación cercana.

—¡Ah! —Gui Sen sonaba realmente sorprendido, reconociendo a uno de los oradores. Sus ojos se abrieron, cuando su mente registró la voz notoriamente poderosa del Rey de Li.

La voz del Rey de Li era plateada y modulada, con un tono profundo. No tenía problemas para viajar a los oídos de los visitantes desde lejos.

Lie Er no pudo contenerse, su cara tenía una gran sonrisa de placer mientras trataba de averiguar qué es exactamente lo que estaba ocurriendo en la dirección de las voces.

Casi segundos más tarde la tez de Gui Sen palideció, sus ojos tenían un brillo homicida era obvio que el hombre estaba reprimiendo su ira. Miró a Feng Ming que estaba de pie en silencio. Sin decir nada el hombre mayor se fue injustificadamente a toda prisa.

Feng Ming se quedó perplejo por la partida del hombre, por lo que se encogió de hombros derrotado en su intento de hacer una audiencia con su tía. Así que decidió salir de la sala y esperar más instrucciones de vuelta en el patio principal.

Por ahora el oficial Xia había reunido los hechos e hizo su deducción. 

—Parece que uno de los invitados de la princesa es el Rey de Li.

Su maestro asintió, y preguntó: —¿Cómo llegó a esa conclusión?

—La Tercera Princesa es un conocedor de las matemáticas y tiene fama mundial por su obsesión y talento innato en la materia. Quedando viuda hace poco, el único que podría comprometer a su Alteza con tanta fascinación es el gran maestro de la aritmética del País de Li, Dong Fang Tian.

—¿Por qué se menciona al Rey de Li?

—Príncipe, no se olvide, hay dos invitados, si la princesa considera que uno es un invitado muy importante, al punto de hacer que Gui Sen se retirase en silencio, con el rabo entre las piernas es sin duda, el rey de Li.

—¿Es posible que Rou Yan tenga la intención de confiar en el Maestro Dong para ayudarle a ganar el afecto y atraer a la Tercera Princesa a seguirlo al reino de Li y ser su nueva reina?

Feng Yu Jiu Tian [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora