Nunca había creído en el amor a primera vista, hasta que la conocí. Tan pequeña y frágil, su sedoso cabello color chocolate y esos hermosos ojos azules, la hacían un ser puro y brillante. Atraía con la inocencia en su rostro, en su mente. Experimenté una ola de celos y envidia al verla con Carlisle. No había duda de que estaban hechos el uno para el otro. Ella había sido hechizada hasta los huesos por Carlisle y él con la determinación y lo que ya había surgido en su corazón –aunque no fuese consciente en ese instante-, supe que sería difícil separarlos y nos deparaba una nueva aventura con esa pequeña humana.
No pasó mucho tiempo para que la quisiera y adorara. Me frustraba todo lo que había sufrido y todo lo que sufrió por su amor a Carlisle y viceversa, ambos muriéndose de amor uno por el otro y no poder decir nada; no había cosa peor que amar en silencio.
Luego llegó Anthony. Me vi tentado a ahuyentarlo de alguna manera, pero él era humano como ella, podía darle todo lo que nosotros no podíamos, una vida normal. Mis celos aparecían cada que hablaba de él o estaba con él, afortunadamente nunca se dieron cuenta.
Su estadía en el hospital fue un tortura, sólo a través de los pensamientos de Carlisle podía verla y a Richard, mi querido y amado sobrino. Un nuevo sentimiento había nacido en mí a causa de ese pequeño y todo era gracias a ella por traer esa vida a este mundo. Mis sentimientos crecieron aún más, quería gritar con fuerza que la quería y amaba como a la hermana que nunca tuve. Abrazarla y cuidarla como sólo un hermano podía hacerlo. Quería ser su cómplice, compartirle mi secreto y darle toda la ventaja para que pudiera ser feliz con Carlisle, ser una familia feliz pero eso, era sólo un sueño.
Fue placentero ver a Brandon hacer pedazos al maldito de Robert. Si Brandon no hubiera metido las manos, yo lo hubiera masacrado, así que dejé que hiciera el trabajo sucio por mí, por eso le perdoné la vida... aunque fue un grave error y ahora lo estaba pagando.
Corrí a unos cuantos metros del auto de Esme. Brandon reía con sorna y me retaba cuando se alejaba y regresaba nuevamente queriendo acercarse al auto. Al principio lo había ignorado para concentrarme en Esme pero entonces comenzó con su juego. Tenía que deshacerme de él para poder ir tras ella y consolarla, decirle que todo estaría bien, que no había necesidad de hacer la locura que ella cargaba en la cabeza pero entonces, alguien más apareció en escena.
Lucius era su nombre y era compañero de Brandon; no, mejor dicho, era su subordinado. A pesar de lo joven que Brandon se veía, realmente su edad humana casi era la misma que Carlisle.
-¡Puede leer la mente de las personas! –le gritó a Lucius.
-Tiene trucos –sonrió de manera desafiante-, yo también tengo trucos.
Abrí los ojos como platos al saber de lo que hablaba y entonces supe que era demasiado tarde, mi visión se tornó oscura, no podía ver absolutamente nada.
-No te preocupes Richard, en un momento más estaré contigo.
Pude ver a Richard a través de los pensamientos de Esme, lo imaginaba sobre el asiento de la ambulancia.
A través de los pensamientos de Brandon y Lucius, pude ubicar el auto y corrí a toda prisa. Sólo faltaban unos metros para que ella llegara hasta la curva pronunciada. Me sujeté del techo de la ambulancia y tanteando, logré detectar la puerta y arrancarla. Me asomé y Esme me miró asustada.
-¡Esme! ¡No lo hagas, por favor! –le grité tratando de hacerla reaccionar.
-Edward... -imaginó que no era real y que ya había perdido la razón.
Se lo diría, le diría toda la verdad no importando las consecuencias.
-¡No! No soy tu imag...
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El día que cambiaste mi eternidad
RomanceÉl, un vampiro que trabaja como maestro de medicina y doctor en un hospital. Pasa sus días con su compañero Edward. Todo es calma hasta que encuentran a la pequeña humana, Esme. Su vida dará un vuelco por todo lo que irá surgiendo dentro de él. Este...