Me desahogué en mi trabajo y me sentí ligeramente mejor. Todo herido que pudiera atender, me encargaba de él. Me consolaba saber que mi trabajo era lo único que seguía haciendo bien.
Cuando terminé mi turno, Edward ya me esperaba afuera del hospital. Estaba recargado sobre el auto.
-Me tomé la libertad de traerte ropa.
Me asomé hacia la parte de atrás.
-Muchas gracias –subí a la parte trasera del coche, me cambiaría mientras Edward manejaba.
-También me tomé la libertad de cazar antes de venir –subió al coche y arrancó–. Supuse que no tendrías ánimos –me miró por el espejo retrovisor.
-Tienes razón, no tengo ánimos –me quité el saco.
Me cambié rumbo a la universidad, cuando llegamos, ya estaba listo. Bajamos del coche y miré los edificios. Sabía que había muchas posibilidades de ver a Louise. Todavía no estaba preparado para verla. Edward comenzó a alejarse pero lo detuve.
-Edward... ella... ¿cómo ésta?
Hizo una mueca, al parecer no quería contestar. Miró hacia diferentes lugares y se peinó el cabello con los dedos. Al final, dio un gran suspiro.
-Ella... es fuerte, estará bien.
No comprendía con exactitud su respuesta.
-¿Sucedió algo con ella? ¿Qué ánimo tenía cuando llegaste a casa? –Me acerqué a él.
-No es necesario...
-Deseo saberlo –lo interrumpí.
Su mirada mostraba incomodidad.
-La seguí... desde que... salió de la universidad. Tenía miedo que... tuviera un accidente, por la lluvia. Afortunadamente llegó... bien a la casa.
Me percaté cómo escogía las palabras con mucho cuidado.
-Espero que no se haya mojado.
-Un poco –volvió a peinar su cabello con los dedos–. Bueno, debo irme –me tocó el brazo.
-Gracias por haberla cuidado. Ahora más que nunca tendrás que hacerlo por mí. El congreso anual de medicina.
-Ah, sí. Ya recuerdo –me soltó y se relajó un poco.
-Te veré más tarde –sonreí ligeramente.
Caminé hacia mi cubículo esperando no encontrarme con Louise. Sabía que las probabilidades eran altas, aunque por la reacción que tuvo al final de nuestra "conversación", quizás ella no querría verme. Al acercarme a la puerta que daba a los cubículos, su aroma a rosas me hizo detenerme. No sabía si retroceder o continuar. Podía escuchar su corazón y su respiración, estaba nerviosa. Tuve la esperanza de que estuviera en su cubículo y yo pasara al mío sin ser visto. Cuál fue mi sorpresa al abrir la puerta, ella estaba recargada sobre la puerta de su cubículo. Me miró y se despegó de la puerta. Al principio me miraba nerviosamente pero después adoptó una mirada de determinación. Yo permanecí a un lado de la puerta después de haberla cerrado. Ella caminó lentamente hacia mí.
-No te preocupes, estamos sólo tú y yo.
Eso ya lo sabía. Estaba a la expectativa. Ella lucía diferente al día anterior. Llegó hasta mí y sonrió ligeramente.
–Estuve pensando... y no quisiera perder tu amistad.
Eso me relajó un poco, yo tampoco quería perderla como amiga.
–Pero... no me daré por vencida en lo que siento por ti. "La esperanza muere al último" estoy segura que podré hacerte olvidar a Esme –su mirada mostraba mucha seguridad.
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El día que cambiaste mi eternidad
RomanceÉl, un vampiro que trabaja como maestro de medicina y doctor en un hospital. Pasa sus días con su compañero Edward. Todo es calma hasta que encuentran a la pequeña humana, Esme. Su vida dará un vuelco por todo lo que irá surgiendo dentro de él. Este...