Capítulo 1 - El encuentro

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Esa noche me había reunido con un empresario nuevo en la ciudad. Le había gustado mucho la idea de dar aportaciones a la universidad y había aceptado encantado. Andaba a pie ya que ese día me tomaría un paseo y disfrutaría lo que me ofreciera la ciudad aunque también, andar en coche no me emocionaba, eran demasiado lentos. Edward se había acostumbrado a usarlos sólo para aparentar, pero la verdad es que preferíamos no utilizarlos.

-No tengo dinero si es lo que desean, tampoco tenga nada de valor, por favor... déjenme ir.

Escuché la voz de una mujer, por lo que decía, estaba en problemas.

A unos pasos había una calle que parecía estar poco iluminada, probablemente ahí estuviera, así que decidí acercarme.

-Si no tienes nada de valor, entonces puedes divertirnos.

Se escuchó la voz de un hombre de mediana edad. La situación no pintaba muy bien para la joven.

-¡¡Auxilio, ayúdenme!!

Ahora ella gritó con mucho temor, lo cual hizo que llegara en un santiamén. Eran tres tipos, demasiado fácil. Ya estaban sobre de ella cuando en un movimiento rápido los arrastré a todos hasta un rincón donde se encontraban unos botes de basura. Apliqué un movimiento especial en el cuello para dejarlos inconscientes y no molestaran por un rato.

Ella estaba en cuclillas, abrazándose a sí misma y temblando, al parecer, estaba aterrada. 

- No creo que sea conveniente que camines por aquí, no es seguro –dije al acercarme y le extendí la mano para que se pusiera de pie.

Abrió los ojos y me miró de pies a cabeza. Reconoció que no era parte de ellos y estiró la mano para tomar la mía pero me tocó y retrocedió la mano debido a la frialdad de la misma.

-Disculpa pero hace frío –dije lo primero que se me ocurrió.

Al parecer, se lo creyó ya que tomó mi mano y se levantó.

A pesar de la poca luz, pude ver lo hermosa que era. Su cabello era color chocolate, sus ojos azules, su pequeña figura estaba bien formada y la manera en que estaba agitada era muy sensual. Me aturdió haberla analizado así, nunca lo había hecho con otra humana pero con ella, fue inevitable.

Ella miró a su alrededor y se detuvo donde se encontraban los hombres inconscientes, regresó la mirada hacía mí sorprendida y le sonreí.

-Ellos no deben de tardar mucho en despertar.

No quería permanecer más tiempo en ese lugar con ella. Así que le mostré el camino, ella no dudó en seguirme, eso era muy buena señal.

Vi la pequeña maleta que cargaba.

-Permíteme tu equipaje.

No era apropiado que ella la cargara, no en mi presencia.

-No gracias, estoy bien.

Retrajo la maleta hacia ella.

-Insisto.

La miré de forma persuasiva para que cediera y lo logré.

-Gracias... señor...

No le había dicho mi nombre y no sabía el suyo. La verdad es que mis modales con ella me estaban fallando.

-Lo siento, no me he presentado. Mi nombre es Carlisle Cullen –hice una pequeña reverencia.

-Yo soy Esmeralda Kennedy, aunque prefiero que me llamen Esme –se sonrojó por el comentario, era muy encantadora.

-Mucho gusto, Esme –le sonreí.

Le invité una taza de café. La verdad es que quería estar con ella y saber un poco más. Sobre todo porque algo físicamente no estaba bien, se veía saludable pero había un diminuto latido que no correspondía a su cuerpo, pero venía de dentro de ella.

El día que cambiaste mi eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora