Conduje hasta el hospital sin tomar en cuenta mi velocidad. En el trayecto pensaba en ella, en todo lo que habíamos vivido juntos. Ella me amaba... aún me costaba creerlo. Ella debía recuperarse a como diera lugar, si era necesario, también le diría que la amaba. Llegué al hospital y me dirigí a su cuarto pero Marie me detuvo en la recepción.
-¡Doctor Cullen! –Me miró con terror– Ella se ha ido.
-¿Qué estás diciendo? –La sujeté de los brazos.
-Se ha escapado, lastimó a una enfermera y se llevó una ambulancia.
Puse los ojos como platos, debía haber un error, ella no podía haber hecho eso.
–Ha dejado esto –alzó la mano y vi que tenía una hoja de papel–. Es para usted.
Soltélentamente a Marie y me enfoqué en la carta. La tomé y desdoblé con temor.Tenía un mal presentimiento. Tomé aire y comencé a leer.
Arrugué la hoja con ambas manos. Era una broma de muy mal gusto lo que estaba haciendo el destino con ambos. La iba a perder, debía detenerla a toda costa.
-Doctor Cullen... -Marie me llamó con un suspiro, carraspeó y tragó saliva– La... han encontrado –un par de gruesas lágrimas cayeron por su rostro–. Ella... ella está... -Comenzó a negar con la cabeza y se llevó una mano a la frente- ...está muerta –comenzó a llorar más fuerte.
Fruncí el ceño y la tomé por los brazos para sacudirla.
-¡Eso no es verdad! ¿Dónde está? ¿Dónde está? –Alcé la voz.
-La han llevado a la morgue, la ambulancia... cayó por el acantilado –volvió a sollozar.
Salí corriendo y me interceptó Edward al instante.
-¡De prisa, Carlisle!
-Entonces... -Me congelé en mi lugar y dejé de respirar.
-No le queda mucho tiempo, tienes que hacerlo –me suplicó con la mirada.
Me estaba pidiendo que la convirtiera.
-Sabes que no hay opción, a menos que quieras perderla –me miró con desesperación.
No le contesté, sólo me apresuré al auto y salí a toda velocidad de ahí. Esquivé todo lo que estuvo a mi paso hasta que llegué a la morgue. Edward ya estaba ahí. Ambos entramos al lugar y vimos a dos personas, ambos eran altos y corpulentos.
-No pueden entrar –dijo uno de ellos.
-Hemos venido por la mujer que acaban de traer. Está viva –se apresuró a decir Edward.
-Soy el doctor Carlisle Cullen del hospital Saint Gabriel –me presenté esperando que no nos siguieran retrasando-. Es paciente nuestra y debemos llevarla.
-No he recibido ninguna llamada de ese hospital –uno de ellos miró una lista que tenía frente a él.
-Esto es urgente, ella puede morir mientras estamos hablando –siseé.
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El día que cambiaste mi eternidad
RomansaÉl, un vampiro que trabaja como maestro de medicina y doctor en un hospital. Pasa sus días con su compañero Edward. Todo es calma hasta que encuentran a la pequeña humana, Esme. Su vida dará un vuelco por todo lo que irá surgiendo dentro de él. Este...