Las clases habían terminado y esperaba a Edward en mi cubículo. Los pasos y el aroma que llegó hasta mí, me hizo reconocer a Louise que se acercaba.
-¡Carlisle! ¡He oído que no llegaron los patrocinadores! ¿Qué sucedió? –Se veía preocupada.
Frunció el ceño al verme tan relajado.
-¿Por qué estás tan tranquilo?
-Todo está arreglado, los patrocinadores seguirán haciendo sus aportaciones –le sonreí.
-Pero ¿cómo? ¿Por qué? –Se acercó a mí y se sentó a mi lado.
-No te preocupes Louise, lo importante es que está solucionado –le di unas palmaditas sobre su mano la cual apoyaba en su pierna.
-¿Qué misterio te traes ahora Carlisle? ¿Por qué no me quieres decir? -Se quejó.
-Louise, no seas tan curiosa.
Tocaron a la puerta.
-Adelante.
Ambos miramos hacia la puerta, aunque yo ya sabía quién era.
-Disculpa por interrumpir, puedo regresar más tarde.
Era Edward. Me puse de pie y le tendí la mano a Louise.
-Hola Edward –ella tomó mi mano y se puso de pie.
-Buenas tardes, profesora.
-Estoy listo para irnos y Louisee también.
Louise quería matarme con la mirada. Yo me limité a tomar mis cosas y caminé hacia la puerta.
-Te acompañamos al estacionamiento, si deseas.
-No gracias. Tengo algunos pendientes por aquí antes de irme –seguía con la misma mirada.
-Que termines pronto –alcé la mano para despedirme.
-Hasta luego, profesora –Edward se despidió.
-Hasta pronto.
Edward cerró la puerta y caminamos hacia el estacionamiento.
-¿Tú sabías lo que había hecho Esme? –Le pregunté con un tono de reproche a Edward.
-Cómo negártelo... pero debo decirte que no sabía que la señora Forrest hablaría contigo –se encogió de hombros.
-Debiste decirme –me quejé.
-Prefiero que las cosas sigan su curso y sólo utilizar mi habilidad cuando sea estrictamente necesario, en este caso, todo salió bien –me sonrió.
-Por lo menos puedes decirme ¿cómo sucedió? –Lo miré de frente.
Nos quedamos parados junto al coche.
-Bueno... ella fue muy valiente, encaró a todas esas señoras pero principalmente a la... a Margaret –Edward puso cara de enojo-. Les contó a grandes rasgos lo que le sucedió, pero sobre todo, defendió tu reputación a capa y espada. También la señora Forrest fue de mucha ayuda.
Realmente sonaba increíble todo lo que decía.
-Gracias por contármelo –le di una palmada en la espalda-. Vayamos a casa, la verdad es que la quiero ver lo más pronto posible –subí al coche del lado del conductor y Edward subió del otro lado.
Rumbo a la casa, iba pensando en la manera de cómo agradecerle por lo que había hecho. Debía recompensarla pero tenía el problema de que no le agradaban los regalos materiales, sobre todo que fueran caros. Regresé a la realidad cuando vi a cuadras de distancia, un auto frente a la casa. Nunca lo había visto y no entendía por qué estaba ahí.
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El día que cambiaste mi eternidad
RomanceÉl, un vampiro que trabaja como maestro de medicina y doctor en un hospital. Pasa sus días con su compañero Edward. Todo es calma hasta que encuentran a la pequeña humana, Esme. Su vida dará un vuelco por todo lo que irá surgiendo dentro de él. Este...