Capitulo veinte y tres (penúltimo): ¿Dónde están?

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¡No lo puedo creer!, ¡Tons me ha pedido que suba a la mesa con él!, me extiende su mano y me mira con esos ojos grises azulados que hacen que mi corazón se acelere, y yo estoy tan nerviosa, es la primera vez que alguien hace esto por mí, además nunca he estado al frente de tantas personas, pero dejo los nervios atrás y subo al "escenario" con él. Desde aquí arriba vi como Albert y Jazmín bajaban las escaleras y por el cabello de Jaz noto que hicieron algo más que solo reír como lunáticos, ¡La cagaron!, ella se lo peina con sus dedos, pero no es suficiente, ¿No podía arreglárselo antes de bajar?, Albert parece un demente, su esmoquin esta vuelto una mierda y su camisa no está abotonada, ellos se dirigen a la piscina de nuevo, se nota cuanta importancia le tienen a lo que Tons habla. Tons sigue hablando y parece que a todos le suena interesante, solo graban y prestan mucha atención.

 – En esa isla me di cuenta de tantas cosas, una de ellas es que era el Tons Veranderung que muchos querían que fuera, pero no el Tons que soy realmente, me di cuenta de que solo hacía y decía cosas para complacer a otros, mientras que yo estaba estancado en mí mismo, ¿Y todo porque?, porque necesitaba atención ya que en mi propia casa ni siquiera me escuchaban, todos estaban pendientes de "el negro", solo decían: "¡Cuidado con las personas negras!", y un par de cosas más que solo hacían que mi mente se envenenara. El punto es que ¡Ya basta del puto racismo!, ¡Ya basta de juzgar y maltratar a otros solo por llevar un tono de piel más oscuro  que el nuestro uotra egnia! Por esa razón les pedí que vinieran vestidos de blanco, porque representa paz y la necesitamos. Le pido perdón a todas aquellas personas de color que humille en toda mi existencia, espero que me perdonen y que podamos empezar de cero...

Estar aquí arriba es significante para mí, con esto el demuestra que esta dispuesto a un cambio y que el cambio me incluye. Tons termina de hablar, se despide de todos y les dice que sigan disfrutando de la fiesta, él me mira y me abraza y soltando un suspiro me dice: Te quiero Chica problemas. 

Los dos nos bajamos de la mesa, él va directo hacia la cocina y se sirve un shot de tequila, lo consume tan rápido que puedo jurar que al pasar por su garganta la dejó ardiente, al parecer el trago le hacía falta, luego nos miramos y él me toma de la mano llevándome a la alberca, allá vimos a Albert y a Jazmín bañándose en ella, se metieron con todo y ropa, están abrazados y con un comportamiento muy extraño, cada uno en sus manos tienen una copa con vino tinto, ¡Yo estoy sorprendida!, Albert tendrá que dar explicaciones de todo esto cuando el alcohol se le pase, y Tons tiene una rabia en sus ojos que si no lo calmo, explota.

– ¡Qué está pasando con estos dos! – grita.

– Cálmate Tons, yo los voy a llamar para que hablemos todos, tranquilízate – Le respondo con calma.

Dejé a Tons en un costado, afincado de la puerta de la casa y mientras me acerco a ellos dos, no sé cómo dirigirles la palabra y tampoco quiero interrumpir, pero no se ven muy bien que digamos, espero que no hayan consumido nada.

– Hola chicos, ¿Pueden salir de la alberca un momento?, Tons y yo queremos hablar con ustedes.

– ¡Ay no Mai, pero si lo estamos pasando rico!, hip, hip – Me responde Albert.

Es notable que los dos están ebrios, a parte de la cara de pendejos que traen el hipo de Albert los delata, el problema es que no podré sola con los dos, y si Tons viene a ayudarme sé que la rabia lo controlará y reaccionará muy mal.

– ¡Cuñada, déjenos otro ratito!, ¿sí? – Me dice Jazmín con ternura poniendo ojos de gatito para convencerme, y su pelo dorado empapado hace que se vea aún más tierna.

– Lo siento, no puedo, ustedes están ebrios y tienen que descansar.

Veo a Tons, mueve sus piernas constantemente, tiene sus brazos cruzados y la frente arrugada, le hago seña para que venga a ayudarme, no podemos dejar a estos dos aquí, están muy mal. Él se acerca y no para de mover su cabeza de un lado a otro, lamentándose de haber dejado que Jazmín asistiera a esta fiesta.

En las sombras del racismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora