Capitulo doce: ¡Eres un estúpido!

45 8 3
                                    

*Narrado por Tons*

Ya te has quitado los jeans, esos que impedían que se reflejara la hermosura de tus piernas, te sentías segura con ellos, pero yo te demostraré que con o sin ellos debes tener la grata confianza de sentirte segura y ser tu misma. Me miras con vergüenza, sé que soy el primer hombre que te ha visto en ropa interior, pero no te preocupes, no te haré daño y si eso pasa tienes todo el derecho de mandarme al mismo infierno.

– Bien, entonces, eh, ¿Nos bañamos? – Digo nervioso rascándome la cabeza.

– Si, claro.

– Terminaremos las clases de natación, ¿Verdad?

– Está bien, pero prométeme que no dejarás que me ahogue.
– ¿Más pendeja no pusiste salir? – le pregunté en broma, ella frunció el ceño así que con una leve sonrisa le respondí: – Prometido chica problemas.

*Narrado por Maitreyi*

Tons Veranderung, ¿Cuál es la necesidad de agarrar mi cintura para enseñarme a nadar?, digo, puedes decirme cual es la posición adecuada y yo sin ningún problema la hago, ¡Pero tener que sostenerme por ahí no es la forma de enseñarme!, lo que estas provocando es que me voltee a besarte, y no quiero que eso suceda, no me gustaría que me catalogaras como "La chica problemas sin dignidad", eso es lo que menos deseo en estos momentos.

– ¡Bien chica problemas, así es!

– ¿Ves que aprendo rápido?– le pregunto orgullosa

– ¡Claro, te he enseñado yo! – Ríe con orgullo.

– Que poco duro tu orgullo escondido – Digo con sarcasmo.

– Nunca estuvo escondido nena, solamente no lo notabas.

– Aunque no lo creas yo noto todo – Le respondo dejando que mi ego escondido salga a flote.

– ¡A si, a ver si notas esto!

Tons comenzó a lanzarme agua en la cara, se comportaba como un niñito juguetón que tenía días encerrado, y cuando por fin salió a dar un paseo saco todas sus penas y empezó a saltar de la alegría. Yo también le lanzaba agua y nos reíamos a carcajadas, olvidándonos así de las preocupaciones, de que existía un mañana y concentrándonos en los dos. Las olas nos arropaba la piel y el sonido de las aves hacía que el momento se volviera mágico, él se acercó a mí, yo también lo hice, pero las emociones me ganaron y lo abracé, él, asombrado de aquel gesto cedió y también me abrazo.

Estábamos los dos, tan cerca, sintiendo nuestros alientos, como si estuviéramos hechos el uno para el otro. Estando tan cerca de él se me había olvidado el odio que sentía por los de su color, y esto me preocupaba. Levanté la cabeza y lo miré fijo a los ojos, a esos ojos grises azulados, estaba a cinco centímetros de sus labios, el me miró y sonrió, sentía una química entre los dos, y no sé si solo es producto de mi imaginación, pero por el latir de su corazón (Ya que estábamos tan cerca) podía sentir que por más serio que se viera él también estaba nervioso.

Me pasó la mano por el pelo, traspasando así a sobar mis mejillas, se veía tan tierno y romántico, nunca lo imaginé de esa manera, siempre creía que era un chico arrogante, orgulloso y frío como el hielo. Sosteniendo mi barbilla la alzó para que así mi rostro se elevara, pues los nervios no dejaban que lo mirara fijamente por mucho rato, se aproximó más a mí, haciendo que nuestros labios solo se encontraran a dos centímetros de distancia, y si, cerró sus ojos impidiendo que los pudiera ver, estaba a punto de besarme, pero:

– Chica problemas, ya hemos terminado las clases por hoy – Dijo susurrando, luego se alejó de mi saliendo de la playa.

¡Joder Tons!, ¿Por qué haces las cosas más difíciles?, ¿Crees que decir "Chica problemas, ya hemos terminado las clases por hoy" y alejarte de esa manera es la mejor forma de quererme decir que no me quieres besar?, ¿No podías ser más directo?, ¡Sabes!, ¡Me has dejado aquí plantada y asombrada porque no puedo creer que hayas hecho esto!, mientras tú, alemán orgulloso, te sacudes el pelo y te comes otra banana. ¡Esto es insólito!

En las sombras del racismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora