VII. JUEGOS INFANTILES.

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    EL AIRE nocturno era fresco, aunque no frío. Hacia más de ocho años que no visitaba la Feria del Bosque. Intentaba, sin éxito, recordar como era su aspecto ordinario; los colores llamativos, su olor a palomitas, algodones de azúcar y hot dogs, las luces titilantes que llenaban de ilusión y alegría a los niños. Ahora la naturaleza reclamaba parte del terreno, la hojarasca rodeó las viejas y oxidadas atracciones mecánicas; la basura cubría el suelo y varios grafitis en las paredes daban una idea del abandono del lugar.
    Le recordaba un poco al escenario de una película de terror, no obstante no tenía miedo; compadecía al pobre diablo que se atreviera a enfrentarlo.
    Toda la tarde, Amper había entrenado en el mismo lugar donde solía hacerlo cuando niño; sólo deteniéndose para tomar un descanso. Su poder había crecido, tal vez porque él lo había hecho; tenía mayor fuerza, alcance y capacidad de almacenamiento de energía.
    Estaba listo para enfrentarse a otro p.demos.
    No era importante, pero también decidió desenterrar su viejo traje de super héroe, el azul; ya no le quedaba, y estaba un poco sucio y roto. Quizás podría venderlo, o guardarlo por el valor sentimental; ¿quién sabía? Después de la misión, quizás Amper ya no tuviera que esconderse.
    Era curioso que el tal Jeux morara en un parque de diversiones abandonado, pues siendo mutante tendría que ocultarse del mundo, no aislarse. ¿Cómo vivía? ¿De qué comía? ¿Dónde dormía? Sustentar la vida requería un empleo, y una casa, aunque fuera uno mediocre como el suyo.
    No sabía por dónde empezar a buscar, el parque era un tanto grande; podría estar en escondido en la administración, en la casa de los espejos, la noria o la montaña rusa.
    Empezó por el sitio más lógico, el edificio de administración. Era grande, contaba con baños, instalación eléctrica y brindaba protección contra el frío y la lluvia; es lo más parecido a una casa en todo el parque.
    —¡¿Hola, hay alguien aquí?! —preguntó Amper mientras recorría los pasillos.
    Nadie respondió.
    —¡Estoy buscando a alguien! —mencionó, sin poder recordar el nombre del mutante.
    De repente una puerta se abrió sola frente a él, miró al interior de la habitación y era la sala de vigilancia. Faltaban monitores y los pocos que habían estaban destrozados, la peste era insoportable; olía a agua estancada, basura y orina.
    Entonces un pequeño reguilete encima de un teclado comenzó a girar, emitiendo un ruido extraño. Era raro, el reguilete se veía nuevo, en contraste con la habitación; sin mencionar que no había viento.
    Quizás era ridículo, pero la última vez que vió un reguilete fue cuando era niño; recordaba que le gustaba verlo girar y girar.  De modo que se acercó y lo tomó.
    —Es lindo, y artesanal —se dijo en voz alta.
    Un sonido aún más extraño llamó la atención de nuestro héroe, quién se olvidó del juguete sostenía en la mano. Los botones del teclado se movieron solos, escribiendo solos.
    —¿Qué diablos?
   Tomó una pluma y la hoja de papel que, casualmente, descansaban a un costado y transcribió lo que el teclado quería comunicarle.
    «K quieres?» escribió literalmente.
    —¡¿Puedo hablar, o también tengo que escribir?! —preguntó Amper, a la habitación vacía.
    «Habla, puedo oírte».
    —Quiero hablar con Join —declaró el de cabello oscuro.
    «No es Join, es Jeux»
    —Lo lamento, fue mi error; Join es un nombre tan estúpido —dijo, sarcástico.
    Intempestivamente un bote de basura voló por encima de su cabeza, casi le pega de no ser por sus rápidos reflejos.
    »No te enojes, mejor déjate ver. Hablemos frente a frente, que me siento un idiota conversando con un teclado que ni siquiera está conectado.
    «No, eres un idiota que se siente extraño por hablar con un teclado», escribieron los botones.
    —Touche!
    «¿Qué tienes que ver con E.L.I.T.E? Veo su nombre en tu traje».
    —Necesito tu ayuda. Tengo entendido que tienes el poder de rastrear a otros mutantes...
    El teclado no se movió.
    »Por favor, ayúdame. Sino lo haces E.L.I.T.E. acabará con mi familia. Tienes que entender que si estoy aquí es porqué no tengo otra opción.
    »De un p.demos a otro...
    Un minuto pareció una hora. Hasta que las teclas se hundieron, escribiendo una respuesta; una inesperada.
    «Oblígame, te veré enfrente de la montaña rusa. Prrrrrrr».
    Amper desconocía que era esa última parte; supuso que era la onomatopeya de una trompetilla.
    Como había dicho, no tenía opción; tenía que conseguir la ayuda de Jeux, sí o sí; aunque fuera a golpes.
    Al final, ¿qué tan difícil sería? Logró vencer a cuatro de los cinco Stars antes.
    Abandonó el edificio y se dirigió al punto señalado, al otro lado del parque. Se tomó su tiempo, no quería parecer desesperado.
    Caminó por el parque, mirando las antiguas atracciones a las que disfrutaba subir en compañía de su hermano. Había una en particular que le causaba gratos recuerdos, se llamaba "Asteroides", aunque ellos le decían "Martillos" por su forma. Estos giraban de cabeza mientras, giraban también por dentro.
    La primera vez que subieron, su hermano llevaba sus bolsillos llenos de cambio y al dar la vuelta, las monedas cayeron en tanto, Randall gritaba: «¡Mi dinero!», de forma tan lastimera que hizo reír a Zaem. Nunca lo pudo olvidar, y cada año que visitaban la Feria del bosque, no podía faltar "Asteroides" en la lista de atracciones a subir.
    No había vuelto a ver a su hermano desde aquella ocasión en el aeropuerto, aunque constantemente lo pensaba con cariño. El hecho de que estuviera en un parque de diversiones abandonado, a la mitad de la noche, en busca de un mutante desconocido era una prueba de ello.
    No lo hacía por el dinero, de algún modo intuía que Sloan se rehusaría a pagar; sin embargo nada impediría que lastimara a su familia si no hallaba a Venin.
    La montaña rusa rodeaba todo el parque, o al menos la mitad trasera: era impresiso en dónde tendría que encontrarse con Jeux, así que fue a la entrada del juego y espero en la fila a que el mutante se hiciera presente.

RIÑA CALLEJERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora