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Dulce de leche

KALEISHA NADAI

¿Conoces el significado de libertad? Sí. Qué bien.

La mayoría de mi tiempo lo paso dentro de mis pensamientos. Los cuales parecen nunca tener fin. Otras veces también me pierdo creando escenarios dentro de mi cabeza. Así como en este momento, en donde escuchar a mi manager hablar sobre la posibilidad de cortar mi hermoso cabello, me genera ansiedad. No sé cómo responder a esto y estoy comenzando a fatigarme de solo escucharlo.

Juego con la liga que decora, la mayoría del tiempo, mi muñeca mientras lo veo mover sus labios, explicando los cambios que debo afrontar para la nueva portada. Me parece una falta de respeto el hecho de haberme levantado tan temprano solo para escuchar tales palabras.

Por lo regular despierto minutos antes del desayuno.

— Escucha, Kale, será una oportunidad de reconocimiento — Me gustaría decirle que el reconocimiento ya no importa como antes ¿debería decirle cómo me siento? Pongo mi mayor esfuerzo en mantener la mirada neutra solo para evitar que note mi molestia mientras el agrega —: son tres revistas en colaboración con las marcas más reconocidas a nivel mundial — exclama. Sin embargo, mi mirada viaja a su corbata, para nada formal pues tiene peces, peces que no tardo en comenzar a contar —. Por lo menos ¿estás prestando atención?

— ¿no... No quiero? — digo con duda, esperando su reacción.

— no es una opción. Debes aceptar aparecer en una, por lo menos — mi mueca de desagrado ahora no es inevitable, ¿Cómo me veré rapada? — podemos negociar con las otras después, pero por ahora debes aceptar una.

Lo miro. Simplemente me detengo a observarlo. Su postura es firme y sus muecas neutrales, parece preocupado.

Con Dan, mi manager, llevamos una buena relación cuando el tema no se trata de trabajo, salimos a comer y otras veces solo platicamos por horas, justo aquí, dentro de su ordenada oficina. Él me ha acogido como una parte esencial de su familia tanto que he ido de visita a su casa a diferentes almuerzos o hasta a los cumpleaños de sus hijos.

Pero verlo en esta posición profesional siempre me ha dado mala espina porque se vuelve tan terco e irritante que es difícil creer que sea el mismo a quien yo le he confiado mi vida y carrera.

Se acomoda sobre su silla y sonríe con empatía.

— Kale — vuelve a mencionar mi apodo ¿por qué ahora suena tan comprensivo? — debemos tomar una decisión. Tienes de tiempo hasta que vuelvas de la sesión de fotos que tienes programada para hoy — me avisa y se levanta solo para colocarse a mi lado y extender su mano hacia mí.

— Tengo miedo, Dan. Van a jugar con mi cabello y sabes cuánto lo cuido — ruego por misericordia, no obstante, esta es denegada cuando él muerde sus labios con pena —. Tendré una respuesta — aseguro mientras me pongo de pie para salir de su oficina.

Bajo por el ascensor mientras acomodo unos cuantos mechones de mi cabello, que pronto, al parecer, ya no estará.

Suspiro pesadamente cuando salgo de la columna de oficinas de la empresa y busco la camioneta que me lleva a mi apartamento. El chofer abre la puerta trasera de la misma y yo solo me deslizo por los sillones de cuero hasta dar con la ventana para recostar en ella mi cabeza.

Siempre he pensado que los cambios no son buenos desde que sufrí el mío hace más de diez años; pero, que ahora ese cambio no dependiera de mí, me pone de mal humor.

Mi energía ha bajado notoriamente cuando llego a los departamentos que la empresa nos da. Siete niveles hacia arriba y el mío es el sexto. Estamos rodeadas de guardias que vigilaban nuestra entrada y salida a cada hora por lo tanto el vivir en medio de una calle transitada no es tan inseguro.

Beso de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora