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Mousse de chocolate

KALEISHA NADAI

Saltaba sobre mi cama mientras escuchaba de fondo la música reproduciéndose. A pesar de ser muy de madrugada, no podía evitar que el azúcar del baggett hiciera efecto en mí, aunque lamentablemente eso provocaba que un potente insomnio inundara mi cuerpo por completo.

Escucho un sonido provenir desde afuera lo que hace que me ponga en alerta, bajando de mi cama, ajustando mí buzo rosa neón a mi cuerpo, camino hasta mi portátil y bajo el volumen del mismo para acercarme hasta la puerta de mí espacio. Dos minutos más tarde esta fue aporreada, logrando que mi piel se erizara al instante ¿Quién podría ser?

— sé que estás despierta, Kaleisha, abre — la jefa, la exigente y manipuladora directora de la empresa había llegado a los apartamentos y no me quedaba de otra que hacer caso a sus órdenes. Haciendo que mi puerta rechinara al abrirla, me encuentro con la mujer en tacones de aguja y traje de una fina marca — ¿puedo saber que haces despierta a las tres de la mañana? Podemos investigar cuantos kilos subes si sigues así — distinguida, pasa a mi espacio sin mediar permiso. Bajo la cabeza en total respeto hacia ella.

— Ya iba a dormir — aseguro aun cuando ella no lo había pedido. Movía mi pierna de adelante hacia atrás mientras ella juzgaba mi apartamento a detalle.

— Ya te hable de lo desorganizada que eres y parece que no haces caso — musita levantando la caja de aquel local que había descubierto la tarde anterior, cosa que me puso aun más nerviosa— comida ¿a estas horas?— dice negando mientras tiraba el empaque a mis pies — ¿sabes lo que pasará? — hubiera querido decirle que sí y que no me importaba del todo dejar de comer por dos semanas con solo degustar aquel delicioso postre, no obstante, le temo. Mordí mi labio inferior hasta sentir como la piel de este se levantaba y provocaba que algunas muestras de sangre salieran — hablaremos de esto luego, tienes una sesión de fotos en la mañana y una junta para las portadas, de la cual te voy a avisar después. Ahora duerme.

La veo salir de mi apartamento con el ahogado sonido de sus tacones al pisar el suelo. Me senté justo en el lugar en donde esta parada y abracé mi cuerpo. La desesperación de no saber cómo afrontar mis miedos me vuelvo ingenua y crédula a lo que todos creían de mí, y lo peor es que yo sabía que no debía creerles. Debí ser un poco más sorda al escuchar como vuelvo a juzgarme pero aún más al volver a repetir sus palabras en mi mente. Ahora es cuando necesitaba a mi mamá ¿debo ser fuerte, mamá? necesitaba que me recordara que no importa quién hable, yo soy a quien debo escuchar. Sin mediar el lugar, quedé dormida en el suelo, sintiendo mis piernas entumecerse y mi cuerpo relajarse totalmente, esperando a que el sol hiciera presencia en todo el país.

— buenos días, Kale... — me saludo a mi misma frente al espejo — espero que hoy sea mejor que ayer — quisiera tener el poder de hacerme invisible y no hacerme notar tanto para que ni yo pueda verme. Me desvestí dejando solo mi ropa interior, odio hacer una detallada vista de mí todos los días, al menos hoy amanecí más tarde que ayer. Luego de quitar toda mi ropa camino hasta donde está la bañes y abro el grifo para dejar que el agua fría llegara a todo mi cuerpo.

Al salir de la habitación del baño, camino hasta el mini guardarropa que tenía escogí un corsé de encaje azul sin tirantes y un hermoso pantalón negro acampanado.

— Abre — escuche el grito de Tira desde afuera — abre, Kaleisha... — y luego los rápidos toques a la madera de mi puerta los cuales ya no pude evitar.

— Hola, hola, hola — menciono mientras abrazaba el delgado cuerpo de mi amiga y saltaba junto con ella — ¿Cómo te va?

— Bien... oye — nos para a mitad de mi habitación y sostuvo mis hombros para ver directo a mis ojos — me enteré de lo que pasó anoche ¿Quién "amigo nuevo" tienes?

Beso de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora