Cero: Sophomore College

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Hoy era el primer día de clases, primer día en la universidad.

Estaba realmente nervioso puesto a que estaría en un salón lleno de desconocidos, solamente tenía conocimiento de que mi mejor amigo Michael estudiaría en aquella universidad, pero no estaba seguro de que estuviera en mi clase.

—Así que, aquí estamos.— Dijo mi padre cuando estacionamos frente a las grandes instalaciones del Sophomore College. —No sabes lo orgulloso que estoy de ti, hijo. Hoy empiezas la última etapa de tus estudios y...— Vi como sus ojos se volvieron acuosos, sabía lo que venía. —Sé que tu madre hubiera amado estar aquí. Pero sé que te cuida y te ve desde donde quiera que esté. Tú también lo sabes, ¿verdad?— Asentí levemente, ya queriendo salir del coche y evadir la conversación.

Desde que mi madre se fue he buscado evadir muchas cosas, incluso el contacto con los demás. Sólo hablo lo justo y sólo logro expresarme con una cantidad limitada de personas.

Antes no solía ser así, pero yo sólo... ugh.

Entré y quedé intimidado ante la gran cantidad de personas en el lugar, todos socializando cuando una gran parte de las personas se conocían desde hace, ¿cuanto? ¿diez minutos? Me encogí instintivamente.

Sentí que alguien tocó mi hombro de manera amistosa y me volví para verlo. Era Michael.

—¡Hola, bro! ¡Cuánto tiempo!— Exclamó, envolviéndome en un abrazo fraternal. No lo había visto desde hace tres meses. Le di una sonrisa sin mostrar los dientes, la charla que tuve con mi padre me trajo los ánimos al suelo, realmente. —¿Pasa algo?

—No, realmente.

—Ya lo sé, son los nervios por el primer día de clases. A todos nos pasa.— Pero aquello no era cierto, a el extrovertido Michael Blair no tenía nervios de nada. Apostaría lo que fuera a que apenas ponga un pie en su salón de clases empezaría a hablar con todos. —¿Qué clase te toca hoy?

—Historia, aula 32.— Dije después de revisar mi horario torpemente.

—¡Estudiaremos juntos, bro!— Dijo con una emoción y energía que parecía no agotarse. Aquello me reconfortó un poco, no estaría solo al menos.

Llegamos al aula de clases, donde el profesor de historia nos asignó los asientos. Michael estaba un siento delante de mí, y yo había quedado al lado de una chica. La observé de reojo, era realmente hermosa.

Tenía ojos verdes, y pelo castaño claro, casi color miel.

Pero... su hermosa imagen quedó empañada con un melancólico recuerdo que trajo consigo.

La chica a mi lado usaba Chanel.

Bueno, ésta es una propuesta. Se me ocurrió ayer, en realidad desde hace tiempo había querido hacer una novela con éste nombre pero no se me ocurría una trama decente.

Serán capítulos cortos.

Y, por ser una propuesta, quiero que me den su opinión sincera en un comentario. Me ayudaría mucho a seguir con ella.

Espero les guste.

Chanel → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora