Veinte: Gracias, Pattie

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—Justin se ha despertado, y está preguntando por Maddie— Una enfermera nos habla. Yo me encontraba en mi asiento, a punto de dormirme. Mis ojos luchan por abrirse y después acostumbrarse a la luz, una vez que me incorporo en mi asiento de manera correcta.

—Soy yo— Digo. —¿Puedo verlo? Por favor, dígame que sí.

—Sólo familiares— Dice de manera estricta y yo me desilusiono. Mi madre está a punto de consolarme, pero yo me rehúso a no saber cómo está personalmente.

—Soy su hermana— Miento, haciendo que las cabezas de todos los familiares se volteen hacia mí. Hago una mueca, sintiéndome algo incómoda.

—De acuerdo. Acompáñeme.

Estoy a punto de levantarme cuando veo a Jeremy, sintiéndome culpable de inmediato. Me siento de nuevo, juntando mis labios en una fina línea.

—Sería mejor que fueras tú primero— Le digo a Jeremy y sus ojos se iluminan un poco.

—En ese caso, acompáñeme señor.

Levantándome para ir a la cafetería a tomar un poco de agua, Ámber me sigue. Cuando me detengo ella pone su mano en mi hombro.

—Eso fue muy amable— Dice, y me volteo a verla —. Dejar que Jeremy fuese primero— Aclara —Muy pocas personas harían eso, y tú estando tan desesperada como lo estás...— Suspira, y me mira con una sonrisa triste —Justin y tú se merecen Maddie, de eso no me queda ninguna duda.

Murmurando un "gracias" me devuelvo a mi lugar, pero no tomo asiento. Estoy impaciente, dando vueltas de aquí por allá sin importar a cuántas personas pueda molestarle o frustrarle.

—Maddie— Jeremy me llama una vez que sale de la habitación de Justin, se encuentra con unos de esos trajes que usan los cirujanos cuando van a intervenir, junto con una mascarilla para la boca color azul —. Ya puedes pasar, Justin te espera.

Sintiendo como mi pulso se aceleraba, fui con la enfermera para vestirme igual que Jeremy. —Es por prevención— Me explicó mientras me tendía la mascarilla.

Haciendo mi camino hasta la habitación de Justin, me preparé mentalmente antes de girar el pomo de la puerta. Al hacerlo, lo vi ahí, tendido en la cama con un montón de aparatos conectados a él que se aseguraban que distintas partes de su sistema funcionaran de manera correcta.

A pesar de esto, él sonrió con los ojos —si es que eso tenía sentido— en tanto me vio. Me acerqué lentamente, tenía todo un dilema en mi cerebro: por un lado me sentía terrible de verlo así, pues sabía que era mi culpa en parte, pero por el otro lado me sentía bien de que él estuviese vivo.

Gracias, Dios. Gracias, Pattie.

—Hola, cariño— Digo en un susurro, no quiero perturbarlo, notó como su mano derecha se mueve con dificultad y me la tiende. Sonrió débilmente, tomándola entre las mías. Había pasado sólo un día después del accidente pero anhelaba tener su mano entre las mías una vez más, sobre todo porque no estaba segura de si eso iba a ser posible —Todos estábamos tan preocupados por ti— Dijo, acariciando su dorado cabello. El mira hacia abajo un momento y después devuelve su mirada a la mía.

—Me quedé por ti, Maddie— Dice en un susurro, débilmente, esto envía escalofríos por mi espina dorsal, y siento como mi corazón se encoge.

—No sé qué haría sin ti realmente— Beso su frente —. Quiero que sepas que lo eres todo para mí, ¿okay? Y que te quiero más que a nada, Justin. Siempre estaré aquí para ti cuando lo necesites. Eres la única persona que me ha hecho sonreír de nuevo, y que esto sea real. Me siento unida a ti en todo sentido, y no sabes lo agradecida que estoy con Dios por haberte dado una segunda oportunidad— Admito, juntando nuestras frentes. Cuando me separo un poco puedo ver que está llorando —. Oh, no cariño, no llores— Limpio sus lágrimas con mi pulgar de manera suave —. Lo último que mereces es llorar.

—Te amo, Maddie Young— Dice con voz ronca. Sonriendo débilmente para él, junto nuestros labios en un beso —Ven, túmbate conmigo.

—Pero, te puedo hacer daño...

—No hay nada que me haga más daño que estar lejor de ti— Hace una pausa —. Ven, te prometo que estaré bien.

Sentándome a su lado en la cama, me acuesto cuidadosamente a su lado, precaviendo no hacerle daño. Por suerte, la cama es grande y ambos cabemos en ella.

—Nos pueden descubrir— Digo, mirándole a los ojos. No puedo evitar sonreír por la manera en la que estos me miran.

—Me gusta vivir al límite cuando estoy contigo— Bromea y yo río ligeramente, abrazándolo con cuidado.

Entonces cierro los ojos un momento... e imagino como sería pasar el resto de mi vida a su lado.

Chanel → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora